De confirmarse, la explicación de Naifeh y White Smith podría cambiar la historia del arte. El libro añade aún otra capa de mala suerte a la trayectoria vital de un hombre que no logró vender un solo cuadro en vida. "En la época de su fallecimiento, Van Gogh solía tomarse unas copas con dos chicos de Auvers. El día de autos, uno llevaba puesto un traje de vaquero y jugaba con una pistola defectuosa. Seguro que bebieron demasiado. Una bala se perdió y el pintor, para evitar que les juzgaran, dijo que se había disparado él", aseguran los biógrafos en un documental de la cadena televisiva estadounidense CBS, donde han presentado el libro.
Tras una vida de desengaños sostenida primero por su fe cristiana, y después por la pasión artística, la imagen de Van Gogh salvando de la cárcel a unos adolescentes solo agranda su leyenda. En el museo que lleva su nombre en Ámsterdam, prefieren, de todos modos, tomarlo con calma. "La teoría de homicidio imprudente no está bien sustentada", ha dicho el conservador Leo Jansen. Sin embargo, es cierto que el testimonio de un joven de 16 años explicando lo mismo que los nuevos biógrafos ya apareció en 1890. La diferencia es que nadie le creyó.
Para su investigación, Naifeh y White Smith han tenido acceso a los fondos del museo Van Gogh. Han recorrido los escenarios de la vida del pintor, desde la oscuridad de sus primeros años en Holanda, al luminoso sur de Francia. Pero sobre todo, han leído centenares de cartas de la correspondencia del pintor con su familia nunca antes publicada.
El País
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