Ir al contenido principal

Boualem Sansal, Premio de la Paz en la Feria de Fráncfort

El escritor argelino vive amenazado de muerte por los islamistas de su país.
El prestigioso Premio de la Paz de los editores y libreros alemanes, que cada año sirve como colofón a la Feria de Fráncfort, ha recaído esta vez en el escritor argelino Boualem Sansal (Argelia, 1949). Ex alto cargo del Ministerio Industria de su país, Sansal vive amenazado por los islamistas (estaba en una lista de nombres presumiblemente a eliminar que llevaba un terrorista muerto); le retiraron de la administración pública y le dificultaron encontrar trabajo en empresas privadas; su mujer, maestra, no puede ejercer y su hermano, que tenía una pequeña industria, debió cerrarla por constantes y fantasiosas inspecciones fiscales.

Todo empezó cuando en 1999, impelido por la irrupción de los islamistas en el poder, se decidió a escribir un libro, una novela negra donde un policía resabiado acaba denunciando la corrupción y el fanatismo religioso. Fácil de hacer los símiles. Pasó automáticamente a ser un intelectual proscrito. Su labor de denuncia y en pro de la democracia en el norte de África es lo que ha hecho merecedor del preciado galardón, que en los dos últimos años ha recaído en David Grossmann y Claudio Magris y que se entregará el domingo.

La obra en cuestión, El juramento de los bárbaros (que estos días aparece publicada por Alianza en España, donde hasta ahora sólo estaba disponible La aldea del alemán, editada por El Aleph y Columna, en catalán) fue el inicio de una trayectoria literaria que en apenas una decena de años se ha traducido ya en cinco novelas y dos ensayos. A cuál más valiente y clara. Se ha negado a firmar con pseudónimo como le sugirió su editorial francesa (Gallimard) y sigue viviendo en su país, un caso prácticamente único entre los intelectuales disidentes en un área que vive una convulsión que el ingeniero laico y francófono Sansal, coherente, no duda en cuestionar.

"Esta primavera árabe no creo que cambie muchas cosas, soy pesimista: se están manteniendo los dos grandes pilares de esas sociedades: lo militar y lo religioso y así no iremos a ningún lado". Franco como siempre, exige otro tipo de revolución: "para poder cambiar las cosas es el propio pueblo, nosotros los que debemos, hacer la revolución; en general, las sociedades del norte de África son muy tribales, tradicionales, donde el padre oprime a la madre; el hijo, al hermano; el fanatismo religioso lo oscurece y dogmatiza todo... Este tipo de sociedad es más represiva que la represión islamista. El pueblo mismo, nosotros somos nuestro propio enemigo".

El País

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente” “¿Cómo se llama una orq