La destructividad del tiempo y la fatalidad del declive forman parte de los temas coyunturales de la vida del hombre. Hoy es posible alcanzar una concepción más refinada y critica de lo histórico, pensando en la capacidad de iluminar y recrear la tradición, surcando el futuro como un ámbito de posibilidades. La comprensión apocalíptica como ese estado expansionista de catástrofes naturales al final de la vida del hombre es un producto que siempre ha estado latente en las mentes terroríficas dada la condición de no producirse una mixtura entre lo que desea para su fin el Ser Supremo, Dios o como quieran llamarlo, con las pareceres y procedimiento del hombre. Mientras cabalga por algunas páginas, mi caballo tropezó con uno de estos documentos, como hay cientos, donde la destructividad de territorios, lenguajes, donde lo infatigable del hombre con ciertos atributos divinos, arroja toda un acontecer del fin del mundo. El apocalipsis no es una instrumentalización del estado c
La lectura, una orgía perfecta entre realidad y ficción