El autor publica 'El haiku de las palabras perdidas', un tributo a la cultura japonesa. Andrés Pascual se presenta con un ánimo radiante. Saluda con un verdadero apretón de manos, fija la mirada con intensidad, sonríe abiertamente, por educación y porque le sale -eso parece- sin esfuerzo alguno. Recién comenzada la charla, siempre calurosa y distendida, confiesa que se siente "el vivo ejemplo de la máxima que dice que nunca hay que dejar de soñar". "¡Pero si yo soy de Logroño!, ¿por qué me pasan a mí estas cosas?", exclama como quitándose importancia. Una de esas cosas que le pasan, por ejemplo, es publicar su tercera novela, El haiku de las palabras perdidas , y que de manera fulminante su editorial, Plaza & Janés, mande imprimir la tercera edición, amén de haber cerrado ya la traducción de la obra a seis idiomas. "Este libro me ha cogido en un buen momento", dice Pascual, que ha escrito anteriormente El guardián de la flor de loto
La lectura, una orgía perfecta entre realidad y ficción