Emilia Pardo Bazán en lo alto de la Torre de la Quimera, con la mesa y la silla que todavía perduran. En una imagen publicada en 'América-Latina' (Londres, 1916) y reproducida en el libro 'Meirás, un pazo, un caudillo, un espolio' Las vitrinas de su biblioteca, su silla y la mesa donde escribía sobreviven en la propiedad tras el paso de Franco, el incendio y la desaparición de piezas denunciada los investigadores. El historiador Manuel Pérez Lorenzo coteja estos días las viejas fotos que se tomaron en las Torres de Meirás en vida de Emilia Pardo Bazán con el inventario de lo que ha dejado tras de sí la familia Franco, obligada a abandonarlo. Las hay de su familia y sus amigos merendando, refrescándose en el estanque o en concurridas fiestas sociales. También de ella supervisando la construcción, sentada en su despacho de la planta baja o asomada al Balcón de las Musas, junto a la mesa y la silla donde escribía sus obras, en lo más alto de la Torre de La Quime
La lectura, una orgía perfecta entre realidad y ficción