Como prueba de la rentabilidad de los miedos, Herreros ha puesto el que ahora suscita la crisis, si bien ha asegurado que "el discurso del poder siempre ha ido por un lado y el de la gente por otro", de ahí, ha considerado, que la idea de una muerte acogedora --de ahí el título de su último libro-- ha pervivido en las tradiciones orales de todo el mundo, pese al discurso religioso.
"Cuentos populares de la Madre Muerte" es una selección de 44 cuentos en los que prevalece una idea de la muerte que carece de connotaciones negativas, extraídos de las tradiciones española, japonesa, cubana, árabe, china, india e incluso bosquimana e inuit.
Herreros, que esta semana participa en Sevilla en la cuarta edición del Festival Intercultural de Narración Oral y ha contado cuentos a estudiantes de secundaria en un instituto sevillano, ha recogido cuentos de repertorios folcloristas o de los que ella misma ha oído contar en Marruecos, Portugal o Cuba.
Si la antología es de 44 cuentos, ha explicado su autora, es porque "el cuatro es el número de la muerte en la Cábala, y en chino la muerte es el número 44".
La imagen de la muerte empieza a empeorar, según Herreros, con el paso de la cultura rural y agraria a la urbana: "El asfalto nada nos enseña de la vida porque en él nada germina, en él nada se entierra", advierte en el prólogo del libro.
Mientras el vínculo con la tierra pervive, ha señalado, se mantiene la consciencia de que "nos alimentamos de cosas muertas; la vida se alimenta de la muerte; las plantas que nos comemos, mientras están vivas, también se alimentan de cosas muertas".
Del alejamiento de la muerte son responsables, según Herreros, los modernos tanatorios que "escamotean la imagen del muerto", mientras que "la tradición preciosa del Día de los Difuntos, que servía para recordarlos, se ha sustituido por esa moda espantosa y totalmente importada del Halloween".
"Ahora también se escamotea el duelo y el dolor", ha añadido Herreros, quien sobre sus propias costumbres ha asegurado: "En casa le tengo un altarcito a mi madre, que era gallega y se pasó la vida eligiendo ataúd, y cuando vamos de viaje siempre le traemos algún recuerdo y se lo ponemos, porque no queremos olvidarnos de ella."
Este es el tercer libro de Herreros, tras "Libro de monstruos españoles" y "Geografía mágica", referido a la Península ibérica y en el que constató que Andalucía es una de las regiones más ricas en leyendas, muchas de ellas vinculadas a la expulsión de los musulmanes y al mundo árabe.
"En Andalucía hay menos monstruos que en otras regiones, tal vez porque hay menos oscuridad, pero muchas más leyendas", ha asegurado Herreros, quien no ha dudado en señalar a "la mujer-lobo leonesa" al ser preguntada por su monstruo español favorito.
"A la mujer-lobo leonesa la echan de casa y se va con una manada de lobos, pero las noches de luna llena, en vez de aullar, se va a una casa en ruinas, siente nostalgia de su vida anterior y se baña y se peina; a ella se la responsabiliza de la desaparición de hombres en edad de casarse y de hombres malcasados", ha explicado.
Herreros ha lamentado, aunque con cierto humor, que los monstruos de la tradición española hayan sido sustituidos "por los de la factoría Disney, que son bajos en calorías" y dejan "en peligro de extinción" a otros tradicionales como los cántabros Ojáncano y Ojáncana.
Ojáncano y Ojáncana están emparentados con el Cíclope por tener un solo ojo, si bien estos comen niños y la Ojáncana "cuyas tetas le llegan a las rodillas, para perseguir a los niños corriendo, se las echa sobre los hombros".
Comentarios