La sola entrada hoy a la tradicional conferencia de prensa inaugural de la Feria del Libro de Fráncfort transportaba a los asistentes a territorios a los que no habían estado acostumbrados en ediciones anteriores.
El auditorio estaba situado en un pabellón nuevo y, al entrar, lo primero que se veía eran dos modelos de automóviles y una instalación gigante, Murmur Study, del artista estadounidense Christopher P. Baker, hecho a punta de tiras de papel de ordenador que contienen mensajes de Twitter.
En el podio estaban el presidente de la Asociación de Libreros Alemanes, Gottfried Honnefelder, el director de la Feria del Libro, Jürgen Boos, y, en el asiento que otros años ocuparon escritores como Paolo Coehlo o Cornelia Funke, Peter Schwarzenbauer, miembro de la cúpula del consorcio automovilístico Audi.
Honnefelder bromeó al comienzo diciendo que era "desacostumbrado" estar en esa situación e insinuó que las relaciones entre los coches y los libros no le parecían tan claras. Luego, sin embargo, en las intervenciones de Boos y de Schwarzenbauer, se vio con claridad que una de las ideas de la feria es precisamente crear foros para que se encuentren personas que normalmente no habrían coincidido.
Boos sostuvo que actualmente tanto el sector del automóvil como el sector del libro están reinventándose y entrando en contacto con representantes de otros sectores con los que antes poco tenían que ver.
Esto último, en el caso del libro, se ve en esta edición de la feria con la presencia de expositores normalmente ajenos al mundo editorial, como los productores de juegos de ordenador.
Schwarzenbauer, que aseguró que su empresa desde hace mucho quería colaborar con la Feria del Libro, sostuvo que precisamente los encuentros atípicos son muchas veces el comienzo de la innovación. Este año, en el pabellón construido originalmente por Audi para el Salón del Automóvil, se procurará invitar a esos encuentros atípicos en una serie de "Open Talks".
Sin embargo, al lado de esas innovaciones, la Feria de siempre seguirá funcionando y, al menos de parte de los libreros alemanes, en un ambiente de optimismo en lo que al futuro del libro se refiere.
Honnefelder informó de los resultados de un seminario de 150 editores en Fráncfort hace unas semanas en las que se estuvo discutiendo el futuro del libro en los próximos quince años.
"Todos los que estaban allí coincidieron en señalar que el mercado del libro crecerá en ese período", dijo Honnefelder, que agregó que esa conclusión no es tan obvia si se tienen en cuenta las visiones apocalípticas que en ocasiones se presentan en las páginas culturales de los periódicos.
Una segunda conclusión es que, según los asistentes a ese seminario, las librerías tradicionales seguirán existiendo, con su negocio basado fundamentalmente en la venta del libro impreso pero, también, sacando partido de las posibilidades del negocio digital.
Con respecto a la situación del libro digital en Alemania, Honnefelder observó una evolución curiosa y, a su parecer, preocupante, en la que -y este es el único lunar mencionado en su presentación- la piratería parece ir por delante del desarrollo de un mercado legal.
"El mercado del libro electrónico es pequeño, pero la piratería es significativa. El desarrollo ilegal está por delante del desarrollo del mercado", dijo Honnefelder.
Así, por ejemplo, en Alemania -donde el formato digital está en torno al 1 por ciento del mercado- el 60 por ciento de las descargas se hacen ilegalmente.
"Se trata de un problema serio, pero los responsables políticos no hacen nada, y no hacen nada porque no quieren molestar a los electores del Partido Pirata", dijo Honnefelder, refiriéndose a esa nueva formación política que pide libertad de acceso absoluta a la red y que recientemente sacó el 7 por ciento de los votos en los comicios regionales de la ciudad-estado y capital alemana, Berlín.
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