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Cuando Franco vistió a Evita

Los trajes regionales que la primera dama argentina recibió en 1947 en España se exponen en Buenos Aires.

Una vieja historia de 1947 anima el invierno de Buenos Aires, más frío de lo habitual. Cuenta el viaje que María Eva Duarte de Perón emprendió con su histórica visita a España en junio de aquel año. Para celebrar su llegada, cada una de las provincias españolas obsequió con un traje típico a la esposa del entonces presidente de Argentina, Juan Domingo Perón, que, pese al boicot diplomático al que la ONU sometió a la dictadura de Francisco Franco, nombró un embajador en Madrid y envió cientos de miles de toneladas de trigo para apagar el hambre que asolaba el país. Aquel regalo, que se expone estos días en la ciudad, permaneció oculto tras el golpe de Estado contra Perón, en 1955, y hasta 1985, cuando fueron exhibidos por primera vez tras el último régimen militar (1976-1983).

Cada provincia había confeccionado los trajes folclóricos a medida de Evita Perón, muy aficionada a la moda (tanto que paseó un abrigo de pieles por la canícula madrileña de junio). La primera dama de Argentina los recibió en una fiesta multitudinaria que se celebró en la plaza Mayor de Madrid. Los balcones de la plaza estaban abarrotados para ver espectáculos de bailes folclóricos de toda España.

Franco y Eva Perón presidieron el acto. Las imágenes de aquella celebración pueden verse en un documental del No-Do, que se exhibe en el Museo Larreta. Después del baño de multitudes que recibió en toda España y de una gira (menos popular, eso sí) por otros países europeos, la primera dama de Argentina regresó a Buenos Aires.

Años más tarde, enferma de cáncer, Evita solía bajar al sótano de la antigua residencia presidencial para alegrarse un poco mirando aquellos vestidos. La abanderada de los más empobrecidos de Argentina falleció en 1952. Perón regaló a sus cuñadas la mayoría de los vestidos de su esposa, pero conservó los regalados por España, según contó la presidenta de la Fundación Museo del Traje, Susana Speroni, en una presentación paralela a la muestra.

Así como el cadáver de Evita paseó de aquí para allá después del golpe de Estado de 1955, durante décadas de proscripción del peronismo, los vestidos también describieron un derrotero singular. Cuando los militares derrocaron a su colega Perón, abrieron a la ciudadanía la residencia presidencial y entonces el público pudo verlos otra vez. Pero poco después fueron enviados por el régimen al Banco Municipal de Buenos Aires para su remate. Pasaron unos cuantos años y no se vendieron. Finalmente, funcionarios e intelectuales le pidieron en 1967 al entonces dictador Juan Carlos Onganía que no los subastara y entonces se decretó que fueran a parar al Museo Larreta. Pero las prendas siguieron ocultas.

En 1973, Argentina levantó los 18 años de prohibición del peronismo y su líder fue elegido presidente. La entonces directora del Larreta, Isabel Padilla y Borbón, le ofreció a Perón exponer los trajes, pero él le contestó: "No es momento". El peronismo se desangraba en aquel tiempo en las luchas armadas de sus facciones de derechas e izquierdas. En 1976 regresó la dictadura y entonces hubo que esperar a 1985, bajo el Gobierno del radical Raúl Alfonsín, para que los argentinos pudiesen volver a ver los vestidos que el pueblo español había regalado a Evita en agradecimiento por la ayuda de Argentina en los difíciles tiempos de la posguerra.

Como el Larreta carece de espacio suficiente para exhibir los trajes todo el año, solo los muestra en exposiciones temporales, explica su actual directora, Mercedes di Paola de Picot. Así fue que después de la muestra de 1985 se organizó otra en 2002, en plena crisis argentina, y el 23 de julio comenzó la última, con el apoyo de la Embajada de España, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Gobierno porteño y el sindicato de funcionarios de Buenos Aires.

"La muestra tiene múltiples sentidos", destaca su comisaria, Patricia Nobilia. "En el libro de visitas, los descendientes de españoles comentan su emoción al recordar la tierra y los paisajes de sus antepasados. Otros agradecen a Evita. Muchos reflexionan sobre la historia del país a partir de los objetos", añade Nobilia.

Alejandro Rebossio

El País


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