Ir al contenido principal

Ramírez asegura que la literatura fracasa cuando el escritor sirve como instrumento político

Tegucigalpa, 14 jun (EFE).- El escritor nicaragüense Sergio Ramirez dijo hoy en Tegucigalpa, ante literatos y estudiantes universitarios hondureños, que la literatura fracasa cuando el escritor "se toma en serio el papel de reivindicador y de servir como un instrumento político".

"La literatura fracasa cuando el escritor se toma en serio el papel de reivindicador, de servir como un instrumento político de denuncia o cuando quiere convencer al lector de su propia ideología o de sus propias posiciones políticas", señaló Ramírez en una disertación en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).

El intelectual nicaragüense participó en un taller internacional de cultura auspiciado por la Unah, en el que además intervinieron los escritores hondureños Julio Escoto, María Eugenia Ramos y Eduardo Bahr.
Ramírez disertó en una conferencia sobre el "Rol de la novela en la transformación socio-cultural y política de América Central".

El escritor nicaragüense agregó que el papel del escritor es "servir como una especie de antena que capta lo que llega a los ojos del lector, como es la imaginación que se transforma en caracteres escritos y misteriosos".

"La literatura no plantea soluciones, plantea preguntas", señaló Ramírez, quien subrayó que otorgarle a la literatura "un papel de reivindicación política o social está muy lejos del papel que la literatura cumple".
Ramírez enfatizó que la literatura latinoamericana del siglo XXI "erró bastante, en convertir la literatura en panfleto, en un papel retórico que se le quiso dar de denuncia a la literatura".

"Cuando una novela relata una situación de injusticia debe valerse por sí misma, debe ser suficiente para persuadir al lector de que una injusticia muy profunda se está cometiendo", indicó Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua (1984-1990) y es autor de 41 libros, incluida "Margarita, está linda la mar" galardonada con el premio Alfaguara 1998.

También señaló que el papel del escritor no es "ser un reivindicador" sino "servir como una antena que capta lo que llega a los ojos del lector".

Ramírez presentó el miércoles en Tegucigalpa su última novela, "La Fugitiva", en la cual pone voz a tres mujeres diferentes para sumergir al lector en un mundo "en el que ser mujer hermosa, inteligente y rebelde causaba problemas".

En la conferencia de Ramírez también participaron académicos de la lengua, literatos, estudiantes de la Unah, representantes del Gobierno de Honduras y público en general.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr...

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente”...