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Valencia mira la letra futura

Llama la atención una sala llena con 300 diseñadores profesionales (un 70%) o estudiantes interesados por el papel que desempeña la tipografía en un contexto “donde Internet domina el panorama de la información y la comunicación”. “No esperábamos esta respuesta”, reconoce Kike Correcher, codirector del quinto Congreso Internacional de Tipografía, “en un momento como éste, con los estudios de diseño atravesando serias dificultades”. Será por la trayectoria de esta cita bianual, la más importante del país en diseño gráfico y tipografía. Como reclamo principal, el nuevo campo abierto a los especialistas con el diseño web, donde la tipografía apenas da sus primeros pasos.


En este siglo la tipografía ha sido conservadora, según G. Unger

“Cuando tú diseñabas una letra para el papel, estaba fija, ahora en cambio el usuario puede determinar su tamaño”, señala a modo de ejemplo Raquel Pelta, la otra codirectora del evento. “Y, seguramente, la manera de leer de la gente también es distinta. Cómo lees una tablet o un móvil, qué luz necesitas, son preguntas que nos hacemos y que te plantean nuevas necesidades”. Menciona también como condicionante la situación en que se usa la tipografía. “Hay mucha gente que está tuiteando a oscuras mientras escuchamos la conferencia”, observa, “y usa tipografía al hacerlo”.


Los diseñadores gráficos estudian cómo lee la gente

Gerard Unger, un gran diseñador de tipos al que el congreso rinde tributo con una exposición, comienza su conferencia con una imagen de gente leyendo en el metro de Berlín captada por él. Le preocupa “qué ocurre en el cerebro” con los “elementos básicos que hemos almacenado para construir la forma de la letras”. Esos elementos son apenas siete. Unger, que es autor, entre otros tipos, de las letras Flora, Holander o Swift, así como la Capitolium usada para señalizar Roma, recuerda que los 90, cuando creó Gulliver para mejorar la legilibilidad y ahorrar espacio respecto a la Times New Roman, fueron apasionantes en la experimentación sobre caracteres. Del 2000 en adelante, en cambio, la tipografía se hizo “más conservadora”, quizá por el deseo de los editores de satisfacer las emociones de los lectores, que no quieren “algo demasiado excitante”. Considera que “es útil el modelo, pero se hace monótono para los diseñadores”. No ve grandes cambios entre los requerimientos de un libro o un e-book, pero considera que algo tienen que pensar los diseñadores para los textos continuos. Lo que viene es “que cada creador va a seguir su propio camino, nadie va a prescribir cuál es la forma más correcta de letra”. Ahí lo dejó. El congreso continuará hasta el domingo, pero antes se entregará el premio Paco Bascuñán, en honor al desaparecido creativo valenciano que estuvo en el origen de estos congresos organizados por la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana.

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