En su ensayo Has de cambiar tu vida Peter Sloterdijk presentaba el ejercicio como dimensión determinante de la conditio humana. En este nuevo libro considera desde esa nueva perspectiva tanto la ciencia como la práctica del científico. Peter Sloterdijk entiende la ciencia como modo y manera de dar vida al propio científico mediante sistemas de ejercicio generadores de ciencia. Tal proceder se instaura con los informes de Platón sobre su maestro ateniense: Sócrates sufría por sostener un fuerte monólogo interior consigo mismo, que le obligaba a veces a detenerse, simplemente, en algún sitio. La Academia originaria fue un centro de ejercicio en el que los seres humanos aprendían técnicas para apartarse del mundo. Incluso las universidades de hoy han hecho alguna aportación en ese ámbito. También ellas están dentro de la tradición de esos «albergues de ausencias» platónicos; también ellas establecen el nexo entre la condición del pensar y la localización del pensar, nexo que posibilita antes que nada el ejercicio de la ciencia.
Comienzo del libro
Señoras y señores,
del filósofo griego Epicuro se ha transmitido el sentido de esta frase: quien habla a los seres humanos debiera pensar que un discurso corto y uno largo vienen a ser lo mismo. Cito ocasionalmente esta observación al comienzo de mis conferencias para explicar al público, la mayoría de las veces un tanto alarmado por ella, que ha de prepararse esa vez para la versión larga, que puede ofrecerse sin perjuicio en lugar de la corta. Hoy es un caso así. Para que sepan ya lo que les espera durante la próxima hora –y hay que considerar que, según informes de los expertos, la hora tubingense resulta algo más larga que sesenta minutos de tiempo estándar–, quiero hacer algo que parece que practicaron ocasionalmente rapsodas de épocas pasadas al comienzo de sus recitados: en la medida en que puedo preverlo, voy a anticipar punto por punto el contenido de lo que ha de esperarse aquí y a anunciar con todo el detalle posible lo que según el estado actual de la planificación habrá de escucharse. Con ello se disipa desde el principio toda tensión superflua y ustedes serán libres de seguir con toda tranquilidad el desarrollo del ponente, al conocer el inicio, la mitad y el final de su propósito.
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