Publicado originalmente en 1976 y actualizado en
2004, este es el libro que consagró a John Keegan como el mejor
historiador militar de su generación: un clásico tanto por la
profundidad de su análisis como por su calidad literaria.
"Nunca he estado en ninguna batalla", empieza reconociendo el autor, para luego sumergirse en el análisis de Agincourt, Waterloo y el Somme, tres batallas contadas desde el punto de vista del soldado: el miedo, el ruido, la violencia, el valor, las explosiones, la confusión. El rostro de la batalla es una mirada a la experiencia directa de las personas "en el punto de máximo peligro", examinando las condiciones físicas de la confrontación, las emociones particulares, las dinámicas que se experimentan en el campo... y los motivos por los que el soldado se mantiene en pie y sigue luchando en vez de darse la vuelta y huir.
"Nunca he estado en ninguna batalla", empieza reconociendo el autor, para luego sumergirse en el análisis de Agincourt, Waterloo y el Somme, tres batallas contadas desde el punto de vista del soldado: el miedo, el ruido, la violencia, el valor, las explosiones, la confusión. El rostro de la batalla es una mirada a la experiencia directa de las personas "en el punto de máximo peligro", examinando las condiciones físicas de la confrontación, las emociones particulares, las dinámicas que se experimentan en el campo... y los motivos por los que el soldado se mantiene en pie y sigue luchando en vez de darse la vuelta y huir.
"El libro que cambió la forma de escribir historia militar".- The Daily Express
"En este libro creativo y original uno aprende tanto de la naturaleza humana como de batallas".- The New York Times Book Review
"En este libro creativo y original uno aprende tanto de la naturaleza humana como de batallas".- The New York Times Book Review
1
COSAS VIEJAS, TRISTES Y LEJANAS
¿Nadie me va a decir lo que ella canta?
Su rítmico lamento talvez se deba
a cosas viejas, tristes y lejanas,
y batallas de hace mucho tiempo.
WORDSWORDTH,
"La segadora solitaria"
UN POCO DE APRENDIZAJE
Nunca he estado en ninguna batalla; ni la he presenciado de cerca,
ni la he oído desde lejos, ni he visto sus secuelas.Les he preguntado a
personas que sí que han estado, como mi padre o mi suegro. He visitado
campos de batalla, en Inglaterra, en Bélgica, en Francia y en Estados
Unidos. He recogido a menudo pequeñas reliquias de combate, como un
trozo de granada de obús alemán de 5.9 al borde de una carretera próxima
al bosque de Poligon en Yprés; o un proyectil anticarro, oxidado en un
huerto de Gavrus, Normandía, que dejaría allí, en junio de 1944, algún
escocés del 2º de Argyll y Sutherland.
Comentarios