Ir al contenido principal

La universal

Este novela de corte histórico nos narra de comienzo los hechos que ese dieron el 31 de mayo de 1906 en Madrid, en un periodo en el que España se encontraba en una recesión económica. La España del siglo XX se encontraba entre las grandes convulsiones internas alimentada por los cambios en la sociedad y sobre todo por las ideas políticas. 

La escritora Toti Martínez de Lezea es dada escribir este tipo de novelas, donde siempre la historia juega un papel principal, y no es menos de esperar de esta que  desde la primera página nos remonta  esa Madrid sumida en miseria y donde se siente respaldada por los documentos de la fecha. Un aluvión  de informaciones nos suministra  haciéndonos ve en esa época y dejándonos en claro el origen de los nombres de algunos lugares.

Revueltas obreras se dan, el anarquismo se introduce con fuerza en la sociedad española, los ciudadanos lo tiene claro que su futuro se hace añicos con el pasar el tiempo. La pensión La universal viene a ser el centro de reunión de los personajes: un abogado sin futuro, una anarquista frustrado, una ex prostituta, un vidente y un profesor en parto, viene hacer los principales de la misma.

Es un libro sin muchas trabas en término de redacción, ameno, en cierto momentos simpático,  aunque quizás en su lectura hay momento por los muchos personajes y sus cortos diálogos sienta la necesidad de dejarlo.

Al final de la novela, se descubre que José Carlos Mendoza fue asesinado por su criado Amando y tirado el cadáver al río Manzanares. Amando muere aplastado por su osa Olga. La compañía circense de Antón Ozaeta tiene un éxito tremendo y el abogado Ignacio Wallinstein se casa con su amada Casilda. Entretenida novela que deja al lector en vilo para averiguar el destino del desaparecido José Carlos Mendoza. Pero al terminar con el punto y final, quizás puedas decir que aun falta mas por decir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Los primeros exámenes confirman que Pablo Neruda padecía un cáncer avanzado

La historia oficial señala que el premio Nobel de Literatura Pablo Neruda murió a las diez y media de la noche del 23 de septiembre de 1973 en la clínica Santa María, de Santiago de Chile, a causa de un cáncer de próstata. Sin embargo, Manuel del Carmen Araya Osorio, el chofer chileno que trabajó a su servicio durante sus últimos meses, declaró en 2011 que murió envenenado mediante una inyección letal que le aplicaron en el estómago durante su convalecencia en la clínica, 12 días después del golpe de Estado que perpetró Augusto Pinochet. Tras conocerse la declaración del chófer, el Partido Comunista de Chile presentó una querella para conocer la verdad sobre la muerte de quien tal vez fuera su militante más conocido. Finalmente, los restos del poeta fueron exhumados el lunes 8 de abril en el balneario de Isla Negra, a la orilla del Pacífico, a 100 kilómetros de Santiago de Chile. Ahora, los primeros exámenes radiológicos y de tejidos orgánicos entregados al juez Mar...

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr...