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La misa del ateo

“Los actores y los cirujanos, lo mismo que los grandes cantantes y los artistas que centuplican con su ejecución el poder de la música, sólo son héroes del momento”.

Es uno dentro de la monumental de La comedia humana, como llamara Honoré de Balzac a uno de sus mayores proyectos narrativo de la historia de la literatura, el cual se propuso escribir 137 novelas de historias interconectadas que retratan la sociedad francesa desde la caída del imperio napoleónico hasta la Monarquía de Julio de 1815-1830, muy poco leído, el cual tiene las cualidades de la narrativa de su autor.
“En los grandes hombres, las cualidades suelen guardar proporción. Si, entre esos colosos, existe alguno que tiene más talento que gracia, su gracia es aún mayor que la de aquel de quien se dice únicamente: «Es un hombre muy gracioso». Todo genio supone, necesariamente, un don de segunda vista, una vista moral. Esta vista puede aplicarse a alguna especialidad; pero el que ve la flor puede ver el sol”.
Es una de las mas conmovedoras narraciones de Balzac, quien con inmediatez y autenticidad muestra los sentimientos humanos, nos mueve a reflexionar nuestros vínculos con lo humano a lo externo. Es un apólogo estético donde Balzac se retrata, a conciencia, como el misántropo que oficia el arte narrativo de diseccionar la totalidad de la realidad humana (deseos, ilusiones, motivaciones, pasiones, miserias). La literatura como paradoja.
Es un cuento que tiene como centro la amistad, la humildad y la bondad del hombre a pesar de su poca riqueza en recursos humanos. Un texto de tres personajes centrales: Desplein, personaje principal, Horacio Biancho, el aprendiz y por último el amigo y casi padre para Desplein el humilde Bougeat.
Usted no cree en Dios y va a misa, y, por lo tanto, está usted obligado a responderme, mi querido maestro.

–Amigo mío, me parezco en esto a muchos devotos, a muchos hombres profundamente devotos en apariencia pero que son tan ateos como usted y yo podemos serlo”.

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