Siendo el novelista
ruso León Tolstoi un referente moral para muchos lectores del mundo. El autor
de Ana Karenina y Guerra y paz, dos de sus grandes iconos textuales y de la
literatura universal, y que mas decir de sus pequeños relatos que es donde muestra
su gran arsenal como escritor, y este es un caso en particular con Podres
Gentes.
Pobres gentes, Tolstoi nos refleja
la pobreza y la humildad de los personajes, muestra las carencias de los que
menos tiene, donde aquellos que son vulnerables ante la sociedad en términos económicos,
son una pieza de enseñanza moral a la sociedad, ya que a pesar de su condición demuestran
que son capaces de ayudar brindando su humanidad y su comprensión.
“En
una choza, Juana, la mujer del pescador, se halla sentada junto a la ventana,
remendando una vela vieja. Afuera aúlla el viento y las olas rugen, rompiéndose
en la costa… La noche es fría y oscura, y el mar está tempestuoso; pero en la
choza de los pescadores el ambiente es templado y acogedor. El suelo de tierra
apisonada está cuidadosamente barrido; la estufa sigue encendida todavía; y los
cacharros relucen, en el vasar. En la cama, tras de una cortina blanca, duermen
cinco niños, arrullados por el bramido del mar agitado. El marido de Juana ha
salido por la mañana, en su barca; y no ha vuelto todavía. La mujer oye el
rugido de las olas y el aullar del viento, y tiene miedo”.
Lo
narrado en este cuento no se inmuta al tiempo, una sociedad carente en
respuesta ante las vicisitudes que rodean al ser humano, en nada hemos
cambiado, prosiguiendo el mito de Sísifo, en ese ir y venir, pero ante todo, y
como el cuento lo describe siempre el que tiene menos es el que da más, por más
que no les sobra nada, excepto la generosidad.
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