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Cine siglo XXI. Directores y direcciones

Además de explorar lo que en estos momentos se está produciendo en el ámbito cinematográfico en los cinco continentes, el objetivo principal de "Cine XXI. Directores y direcciones" es plantear cuáles son las obras pasadas que todavía mantienen su actualidad y ver de qué manera el pasado y el presente trazan un posible mapa del cine en el futuro. El criterio de partida ha consistido en incluir a los creadores en activo después del año 2000 (incluso cuando la mayor parte de su obra se realizara durante el siglo pasado), con la única premisa de que tuviesen detrás una obra importante, vigente o prometedora. También se ha procurado que cubrieran los diferentes formatos, contextos e impulsos en los que circulan hoy en día las imágenes en movimiento, desde las salas convencionales hasta los museos, desde el universo analógico hasta el digital... Para ello, se han tenido en cuenta los caprichos y limitaciones del medio, en busca de una nómina de directores donde quedase reflejada la fortaleza de la tecnología, la economía y el gusto mayoritario, aparte de la determinación y el talento de los grandes genios. Cada entrada de este diccionario es fruto de un ejercicio evaluativo antes que compilatorio, porque interesaba más la reflexión que la información. De ahí que no se ofrezcan filmografías completas sino aquellas obras que se consideran significativas o esenciales en la carrera de los autores incluidos (al mismo tiempo que se ofrece una selección bibliográfica y de consulta en páginas web que ayudará al lector a completar la información), algo que convierte "Cine XXI. Directores y direcciones" en algo más que un diccionario, en un canon provisional de la historia del cine tal como se puede experimentar en estos momentos.


PRÓLOGO

Los diccionarios de cine suelen englobar al mismo tiempo actores, directores, guionistas, movimientos, términos referidos al medio y un sinfín de categorías que limitan el alcance de sus propuestas. En el mundo de habla anglosajona es donde más obras de este tipo se han escrito, siempre con la convicción de que el cine estadounidense debe ocupar un lugar central, una asunción que no se sostiene a poco que se repare en los orígenes del cinematógrafo o en la importancia del neorrealismo italiano y la Nouvelle Vague francesa, por poner un par de ejemplos. Nada de esto ha impedido que también en España se hayan propuesto diccionarios así, incorporando muchas entradas dedicadas a cineastas españoles y europeos, pero sin profundizar excesivamente en cinematografías como la asiática y la africana. Aunque estimables, los trabajos de Augusto M. Torres o Edmond Orts, descatalogados a estas alturas y muy difíciles de encontrar, no solo se han quedado obsoletos, sino que además conservan las importantes lagunas que se han ido parcheando en las últimas décadas al reevaluar determinados conceptos y profesionales del medio. Quienes mejor lo han hecho en el terreno de los diccionarios son quienes optaron por ceñirse a un género o a una cinematografía concreta, si bien la mayoría de estos trabajos pecan de unas inclinaciones estéticas demasiado restrictivas e intransigentes (con la excepción, quizás, del Diccionario de cine iberoamericano auspiciado por la Sociedad General de Autores).

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