«En una época en que está de moda definirse a través de la identidad, Daniel Stein, intérprete de Liudmila Ulítskaia es una refrescante defensa de la belleza de lo mestizo.» The Daily Beast
«Una novela de una sinceridad muy cruda que es rara en la literatura sobre el Holocausto.» The Literary Review
Para crítica y lectores, Daniel Stein, intérprete es ya la gran novela rusa de nuestro tiempo. Basado en un personaje real, Daniel Stein es un judío polaco que sobrevive al Holocausto haciendo de intérprete alemán para la Gestapo. Consigue salvar la vida a cientos de judíos del gueto de Emsk y, cuando es descubierto, huye y se esconde en un convento de monjas. Acabada la guerra, emigra a Israel convertido en monje católico, lo cual le obliga de nuevo a nadar a contracorriente.
Él es el hilo conductor de la apasionante vida de un grupo de personajes retratados con la riqueza y complejidad del estilo de Ulitskaia.
Esta extraordinaria novela, que por fin llega a España, es la reconstrucción de los sufrimientos y las ilusiones de los que vivieron el terror nazi contada, en directo, a traves de cartas, diarios personales, conversaciones grabadas, notas oficiales, informes, etcétera. Una historia cuyo tema central es la tolerancia como única esperanza después de la catástrofe.
1. Diciembre de 1985, Boston
Ewa Manukyan
Ewa Manukyan
Siempre estoy helada. Incluso en verano, en la playa, bajo un sol abrasador, no me abandona esta sensación de frío en la espina dorsal. Debe de ser porque nací en invierno, en el bosque, y pasé los primeros meses de mi vida en una manga descosida de la pelliza de mi madre. A decir verdad, no se esperaba que yo sobreviviera. Por eso, si hay alguien para quien la vida es un regalo, ésa soy yo. Aunque no sé si es un regalo que necesitara.
A algunas personas los recuerdos sobre sí mismas se les activan muy temprano. Los míos comienzan en el orfanato católico, cuando tenía dos años. Siempre he querido saber qué nos pasó a mis padres y a mí durante todos esos años de los que nada recuerdo. Alguna que otra cosa supe por mi hermano mayor, Witek. Pero él también era demasiado pequeño entonces y los recuerdos que me dejó no bastan para reconstruir todo el cuadro. Cuando estaba en el hospital llenó la mitad de un cuaderno escolar contándome todo lo que recordaba. No sabíamos entonces que nuestra madre estaba viva. Mi hermano murió de septicemia a los dieciséis años, antes de que ella volviera de los campos de trabajo.
En mis documentos de identidad se indica como lugar de nacimiento la ciudad de Emsk. En realidad, ése es el lugar donde me concibieron. Mi madre huyó del gueto de Emsk en agosto de 1942, embarazada de seis meses. Se llevó consigo a mi hermano Witek, de seis años. Yo nací en un bosque impenetrable a unos cien kilómetros de Emsk, en un asentamiento secreto de judíos huidos del gueto que se escondieron allí hasta que se produjo la liberación de Bielorrusia en agosto de 1944. En teoría se trataba de un destacamento de partisanos, aunque en realidad solo eran trescientos judíos que trataban de sobrevivir en una zona ocupada por los alemanes. Imagino que aquellos hombres armados, más que combatir contra los nazis, defendían su ciudad de refugios subterráneos, habitada por mujeres, viejos y algunos niños supervivientes.
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