Considerada
una de las mejores novelas de Muriel Spark, se ocupa del mundo
deliciosamente despreocupado de unas chicas que viven en un club
residencial para mujeres solteras, y que van pasando por varios estados
de ligue. En un contexto cerrado, que proporciona el cristal a través
del cual contemplar el panorama histórico de un austero Londres que
resurge de sus cenizas, seductora y de una comicidad deslenguada, Las
señoritas de escasos medios es una divertidísima novela de costumbres y
un despiadado análisis de afectos y filiaciones, que pertenece a la gran
tradición de la novela inglesa de posguerra, de la que es un referente
ineludible.
PRIMER CAPÍTULO
1
Hace
tiempo, en 1945, toda la buena gente era pobre, salvo contadas
excepciones. Las calles de las ciudades eran una sucesión de edificios
en mal estado o sin arreglo posible, zonas bombardeadas llenas de
escombros, casas como enormes dientes con las caries agujereadas por el
torno de un dentista que hubiera dejado la cavidad abierta. Varios de
los edificios reventados por las bombas parecían castillos en ruinas
hasta que, vistos de cerca, resultaban tener habitaciones normales, unas
encima de las otras, con las paredes empapeladas, expuestas como en un
escenario de teatro, con una pared suprimida; en algunos casos una
cadena de retrete colgaba perdida en el aire desde el techo de un cuarto
o quinto piso; casi todas las escaleras habían sobrevivido, como
objetos de una nueva forma de arte, subiendo hacia un destino impreciso
que obligaba a forzar la imaginación. Toda la buena gente era pobre; o,
en todo caso, eso parecía, pues los mejores de entre los ricos eran
pobres de espíritu.
Boomerang
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