Las
consecuencias de la desigualdad son conocidas: altos índices de
criminalidad, problemas sanitarios, menores niveles de educación, de
cohesión social y de esperanza de vida. Pero ¿cuáles son sus causas,
por qué está creciendo con tanta rapidez y cuál es su efecto sobre la
economía? El precio de la desigualdad proporciona las
esperadas respuestas a estas apremiantes cuestiones en una de las más
brillantes contribuciones de un economista al debate público de los
últimos años.
El premio Nobel Joseph
Stiglitz muestra cómo los mercados por sí solos no son ni eficientes ni
estables y tienden a acumular la riqueza en manos de unos pocos más
que a promover la competencia. Revela además cómo las políticas de
gobiernos e instituciones son propensas a acentuar esta tendencia,
influyendo sobre los mercados en modos que dan ventaja a los más ricos
frente al resto. La democracia y el imperio de la ley se ven a su vez
debilitados por la cada vez mayor concentración del poder en manos de
los más privilegiados.
Este libro
constituye una contundente crítica a las ideas del libre mercado y a la
dirección que Estados Unidos y muchas otras sociedades han tomado
durante los últimos treinta años, demostrando por qué no es solo
injusta sino además insensata. Stiglitz ofrece esperanza en la forma de
un concreto conjunto de reformas que contribuirían a crear una
sociedad más justa y equitativa, además de una economía más sólida y
estable.
«El
libro es un modelo de claridad, pero esa es sólo una de sus virtudes.
Otra es cómo Stiglitz enmarca el problema; no parte del lugar de la
"enorme desigualdad es un hecho de la vida en nuestro sistema de libre
mercado, y así es como debe ser". Parte de un lugar mucho más
interesante, franco y humano: "Esto está ocurriendo. ¿Por qué? ¿Está
funcionando el mercado sin complicaciones o alguien se está
aprovechando de su poder? Y por encima de todo, ¿está la sociedad
mejor o peor?» Rolling Stone
«El
precio de la desigualdad es una poderosa súplica para la puesta en
práctica de lo que Alexis de Tocqueville denominó "interés propio bien
entendido".» The Guardian
«El
precio de la desigualdad pone de manifiesto el don de Stiglitz para
interpretar y exponer los temas complejos de la economía con un
escritura accesible a un público no especializado amplio.» NewStatesman
«A
esa rabia algunas veces incoherente, que se ha visto en "Occupy Wall
Street" y en los "indignados" de España, Stiglitz le da forma,
contenido, fluidez y autoridad.» The Guardian
PREFACIO
En
la historia hay momentos en que da la impresión de que por todo el
mundo la gente se rebela, dice que algo va mal, y exige cambios. Eso fue
lo que ocurrió en los tumultuosos años de 1848 y 1968. La agitación que
tuvo lugar en ambos casos marcó el comienzo de una nueva era. Puede que
el año 2011 resulte ser otro de esos momentos.
Un levantamiento juvenil que comenzó en Túnez, un pequeño país situado
en la costa septentrional de África, se extendió a Egipto, un país
cercano, y después a otros países de Oriente Próximo. En algunos casos,
parecía que la chispa de la protesta iba a apagarse, por lo menos
temporalmente. Sin embargo, en otros países aquellas tímidas protestas
precipitaron un cambio social radical, y provocaron el derrocamiento de
dictadores consolidados desde hacía décadas, como Hosni Mubarak en
Egipto y Muamar el Gada& en Libia. Poco después, la gente de España y
Grecia, del Reino Unido y de Estados Unidos, y de otros países de todo
el mundo, encontraron sus propios motivos para echarse a las calles.
A lo largo de 2011, acepté gustosamente invitaciones para viajar a
Egipto, a España y a Túnez y me reuní con los manifestantes en el parque
del Retiro de Madrid, en el parque Zuccotti de Nueva York y en El
Cairo, donde hablé con hombres y mujeres jóvenes que habían estado en la
plaza Tahrir.
Al hablar con ellos me fui
dando cuenta de que, aunque las quejas específicas variaban de un país a
otro -y en particular las quejas políticas de Oriente Próximo eran muy
distintas de las de Occidente-, había algunos temas comunes. Había un
consenso generalizado de que en muchos sentidos los sistemas económico y
político habían fracasado y de que ambos sistemas eran básicamente
injustos.
Boomerang
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