Este
libro ofrece abundantes pruebas científicas de que las «experiencias
cercanas a la muerte» son un fenómeno que no puede atribuirse a la
imaginación, la psicosis o la falta de oxígeno. Los hechos evidencian
que la consciencia es algo mucho más vasto y complejo que el cerebro y
que sigue existiendo pese a la ausencia de toda función cerebral. Pim
van Lommel introduce estas experiencias en un amplio contexto cultural
que va desde las diferentes visiones religiosas del pasado hasta los
nuevos presupuestos de la física cuántica, en donde estos fenómenos
tienen un lugar coherente dentro de sus modelos teóricos.
«La
investigación de los pacientes cardíacos del doctor Pim van Lommel es
una de las más comentadas de los últimos años.» The Herald (Glasgow)
«Las
pruebas sostienen la validez de las "experiencias cercanas a la muerte"
y sugieren que los científicos deben reconsiderar las teorías
existentes sobre uno de los más profundos misterios biológicos: la
naturaleza de la consciencia humana.» The Washington Post
INTRODUCCIÓN
Toda la ciencia es ciencia empírica, toda la teoría está subordinada a la percepción; un hecho aislado puede derribar un sistema por completo.
Frederik van Eeden
Nos encontramos en 1969. En la unidad coronaria se dispara la alarma
de forma repentina. El monitor indica que el electrocardiograma de un
paciente con un infarto de miocardio (ataque al corazón) está plano. El
hombre ha sufrido una parada cardíaca. Dos enfermeras se apresuran hacia
el paciente, que no reacciona, y rápidamente corren las cortinas en
torno a su cama. Una de las enfermeras comienza a aplicarle la
reanimación cardiopulmonar mientras la otra le coloca una mascarilla
sobre la boca para administrarle oxígeno. Una tercera enfermera irrumpe a
la carrera con el carro de reanimación que contiene el desfibrilador.
El desfibrilador está cargado; las paletas, cubiertas de gel; el pecho
del paciente, desnudo. El personal médico se aparta de la cama y se
desfibrila al paciente, que recibe una descarga eléctrica en el pecho.
No surte efecto alguno. Se reanudan el masaje cardíaco y la respiración
artificial y, tras consultarlo con el médico, se le inyecta medicación
adicional en el goteo intravenoso. Se desfibrila entonces al paciente
por segunda vez. En esta ocasión se logra restablecer su ritmo cardíaco
y, tras un período de inconsciencia que se alarga unos cuatro minutos,
el paciente vuelve en sí, para gran alivio del personal de enfermería y
del médico responsable.
El médico responsable era yo. Había comenzado mi residencia en cardiología aquel mismo año.
Después de la exitosa resucitación, todo el mundo estaba encantado...;
todo el mundo excepto el paciente. Había sido reanimado con éxito, pero,
para sorpresa de todos, estaba sumamente decepcionado. Hablaba de un
túnel, de colores, de luz, de un hermoso paisaje y de música.
Boomerang
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