Pregunta. ¿Cree que la impopularidad de la SGAE afecta directamente solo a esta entidad, o que es parte de un ataque a los derechos de autor en general?
Respuesta. Está derivada, obviamente, de malas prácticas en las que ha incurrido la institución. Las grandes operadoras, los grandes grupos de comunicación, pueden ser los interesados en descalificar el derecho de autor. Pero creo que es razonable que la ciudadanía y los autores compartamos la convicción de que el derecho de autor es la base de la independencia y la libertad de la creación cultural, sobre todo en un momento en que la cultura puede convertirse en una beneficencia, es importante que la industria cultural se mantenga por sí misma. Pocas remuneraciones son más democráticas que el derecho de autor, que solo le llega al creador de una obra que es utilizada y disfrutada.
P. ¿Por qué encabeza una candidatura de la SGAE un hombre que tiene la imagen vanguardista y casi antisistema?
R. Sigo ahí. Es cierto que esta es una situación rara para mí. No paro de oír a mi entorno diciéndome 'pero ¿dónde te vas a meter?'. Me ha dado coraje que, después de 25 años como socio, apenas he participado; y gran parte de la responsabilidad de lo que ha ocurrido está en que los socios hemos dejado que se nos usurpe la representación en la SGAE y el buen nombre del derecho de autor.
P. Usted siguió con mucha atención todo el movimiento 15-M, con una postura contraria a los intereses de los creadores y a los objetivos de la SGAE.
R. Pero de una SGAE que hay que refundar. Soy muy sensible al movimiento 15-M y me llamó mucho la atención que las críticas contra la SGAE y el derecho de autor formaran parte de las reivindicaciones del 15-M. Ahí se da un error de mirada.
P. ¿Cómo quiere que sea la SGAE del siglo XXI?
R. Transparente en la gestión interna y en sus relaciones con Cultura. Ha fallado la participación de los socios y el mecanismo de control por parte del organismo regulador. Imagino una SGAE en la que todos participemos, sobre todo los autores jóvenes, porque hay un gran déficit en este sentido y con las creadoras, que solo son un 18 %. Pienso en una SGAE con una imagen restaurada ante la ciudadanía.
P. Hay quien sostiene que los creadores han de ajustarse al nuevo modelo de negocio de la Red, pero si la descarga es gratis, no hay precio.
R. El desafío importantísimo de la SGAE es definir ese nuevo modelo de negocio, los autores seríamos la parte más vulnerable y no se puede herir de muerte la industria cultural.
P. Con la pérdida del prestigio de la entidad, sobre todo en los cuatro últimos meses, ¿no cree que la marca SGAE es irrecuperable?
R. En nuestro programa se habla de esa posibilidad de cambiar el nombre, pero se tiene que sustanciar.
P. ¿Le preocupa la competencia de la candidatura liderada por José Miguel Sastrón?
R. No, en absoluto. La refundación de la SGAE pasa porque la próxima junta directiva sea necesariamente plural. Espero que estemos todos representados, Sastrón también, y además se pueden presentar candidatos individuales, porque las listas son abiertas.
P. Uno de los puntos controvertidos se deriva del canon por copia privada y de la impopularidad que ha generado...
R. Los autores queremos que se cumpla la legalidad y hay una disposición europea que discrimina en qué medida los soportes informáticos son utilizados para el intercambio de los archivos de contenido cultural. Es un asunto que hay que adecuar. La recaudación de SGAE a través del canon no llega ni a un 10%, pero los fabricantes no pueden utilizar el canon para cargar precios abusivos, cuando a veces el canon son unos céntimos...
P. ¿Es Arteria el tema más grave que tiene ahora la SGAE?
R. Se va a proponer una desinversión planificada. Lo que se ha hecho es una inversión absolutamente megalómana y sin planificación y se ha hipotecado a la Fundación Autor con la compra de teatros, pero no vamos a venderlos a precio de saldo.
El País
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