El lector de libros electrónicos es un aparato para leer, frente a la tableta, que sirve para ver. Así de simple lo define Juan González, consejero delegado de Grammata, una empresa española que los vende bajo la marca Papyre. La función especializada de los e-readers hace que la lectura sea una experiencia cómoda y agradable, aunque también limita su mercado en España.
La consultora GFK calcula que este año se venderán unos 280.000 en España y que el parque total ronde las 440.000. El crecimiento en 2011 se estima del 15% y para el año que viene, cerca del 10%, por debajo de las expectativas. El problema es que va destinado al lector asiduo, que compra varios libros al año, especialmente narrativa. GFK también calcula que se habrán adquirido unos 180.000 libros digitales, lo que supone menos de media unidad por aparato vendido. Se entiende por lector al que tiene pantalla de cinco a siete pulgadas de tinta electrónica y muestra los caracteres en negro sobre un fondo gris suave que se ven muy bien a plena luz solar, como pasa con un texto impreso.
Al igual que con el papel, se necesita luz ambiental para leer un libro electrónico. En cambio, las tabletas llevan una pantalla LCD a color con iluminación trasera, como los portátiles. Podría pensarse que el principal competidor del lector es la tableta, aunque las cifras de hábitos de uso lo desmienten. La tableta se utiliza más para estar en contacto con las redes sociales, jugar y ver contenidos. Los textos que se leen en las tabletas suelen ser cortos y de actualidad. Pueden servir para leer una novela durante horas, aunque la experiencia puede fatigar.
En los últimos años se han probado distintos tamaños de pantalla, desde las cinco hasta las siete o más pulgadas. Al final, se ha visto que el más práctico es el de seis (15,2 centímetros de diagonal) lo que supone una página de 9 por 12 centímetros. El tamaño del lector es similar al del libro de bolsillo, aunque más delgado (de unos pocos milímetros) y ligero (menos de 200 gramos). La pantalla de cinco pulgadas se considera pequeña y la de siete o nueve lo hace poco manejable, apreciación que puede cambiar con el tiempo. Las tabletas van de las siete a las 10 pulgadas.
Existen dos grandes fabricantes de pantallas de tinta electrónica: E-ink y AU Optronics. Todas tienen una resolución de 800 por 600 píxeles y 16 niveles de gris, con un resultado similar y difícil de apreciar a simple vista, reconoce Antonio Quirós, directivo de Mundo Reader, el fabricante de los lectores Bq. Las pantallas táctiles pierden contraste al no llevar una capa suplementaria encima. Existe un tercer fabricante, LG, aunque su cuota de mercado es reducida.
Lo que distingue un lector de otro, aparte del diseño de la carcasa y del tamaño de la pantalla, es el procesador, que hace que la presentación de las páginas sea más o menos rápida. Otro elemento a valorar es el catálogo de libros disponible, es decir, si hay una librería asociada. La capacidad de la batería es parecida y no es crítica, porque estas pantallas son de bajísimo consumo. Prácticamente nulo mientras se muestra el texto y un poco más alto al pasar páginas; pueden pasar semanas antes de tener que recargarlos, aunque se usen a diario. Hay modelos con conexión wifi ?otro factor para decidir? y la memoria suele ser de dos gigas, con lector de tarjetas SD o Micro SD.
Más que las especificaciones, se busca el precio bajo y los complementos gratuitos, dice Santiago Martínez, de la empresa Wolder. Su coste también hace que sea un regalo práctico para personas de mediana edad acostumbradas a leer. A excepción de Sony, con el Reader, y Amazon, con el Kindle, la mayoría de empresas y marcas que los venden en España son nacionales, como Mundo Reader (Bq), Grammata (Papyre), Wolder (Mibuk) y Energy Sistem, entre otras.
El País
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