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Tolstói era un charlatán

En 1984, hace casi 30 años, Harvey Pekar graba una entrevista con Gary Groth. En aquella época American Splendor no era el gran éxito de ventas que es hoy en día, era un proyecto personal que Pekar autoeditaba y autodistribuía y con el que perdía mucho dinero.

A lo largo de la conversación, irreverente y sincera, habla de su proceso creativo, de política, de literatura, del futuro del cómic y por supuesto de su American Splendor, la serie autobiográfica que ponía al desnudo las miserias de lo cotidiano con crueldad y cinismo y que supuso una gran revolución en el noveno arte.


Páginas del libro

Me gusta lo que escribían Julio Verne y C. S. Lewis. Lo que pasa es que no creo que la fantasía juvenil de evasión deba copar ningún medio: ni el cómic, ni la novela, ni el cine. ¿Te das cuenta de lo maduras y sofisticadas que resultan hasta las teleseries de moda como El show de Mary Tyler Moore o incluso Leave it to Beaver si las comparas con el cómic mainstream medio? Permíteme que aclare que leo y disfruto mucha literatura que no es forzosamente realista: surrealismo, posmodernismo, monólogo interior, absurdo... Pero ¿qué le pueden reportar a una persona adulta las historietas de Marvel o DC en general? ¿Y qué si tienen su moraleja, muy evidente por lo demás? Se supone que esas moralejas las aprendías cuando eras niño. 

¿De qué va ese proyecto de lectura al que te has referido antes?
 
Ah, pues tengo un proyecto en el que llevo trabajando desde 1980 o 1981: trato de familiarizarme con las que están consideradas como las mejores obras de ficción en prosa, no solo de Estados Unidos sino del mundo entero. Me he elaborado una especie de programa. Por ejemplo, leeré literatura francesa y británica del  XIX la literatura francesa y británica del siglo XX... En ese plan. Con ello pretendo adquirir una base de literatura. Leeré historia de la literatura para enterarme de lo que se considera importante, y luego leeré algo de ese tipo, algo de ese otro y veré qué opinión me merecen. A veces descubriré a gente que me parece infra o sobrevalorada.

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