La capital del Estado oriental de Veracruz, una urbe universitaria de
poco más de 400.000 habitantes, con calles pintorescas y animadas
cantinas en el centro de la villa, es además uno de los polos culturales
de una región que se ha convertido en una de las más peligrosas de
México para el ejercicio del periodismo. “Desde el último Hay Festival
han sido asesinados seis reporteros en Veracruz”, recordaba durante su
intervención el presidente del PEN American Center, Peter Godwin. Una de
ellas, la corresponsal de la revista Proceso Regina Martínez,
hallada sin vida en su casa el pasado abril. La organización PEN
Internacional, dedicada a promover la literatura y el derecho a la
libertad de expresión, está presente en el festival por este motivo:
llamar la atención de las autoridades sobre situación precaria de los
profesionales de la información en un país donde los cárteles de la
droga atentan contra las sedes de los medios y asesinan a quien da
cuenta de las noticias.
La libertad de expresión también como derecho fundamental de todo
individuo. En este sentido, el primer premio nobel de literatura
africano, el nigeriano Wole Soyinka,
ha recalcado que “no hay país donde no exista, al menos como mecanismo
de seguridad pública. Si esta se niega, la sociedad explota” y añade,
“debemos protegernos de los que tratan de menoscabarla”.
El problema del narcotráfico ha sido otro de los temas recurrentes en
los encuentros del festival. Para el periodista Ed Vulliamy, autor del
libro Amexica. Guerra en la frontera,
el conflicto no termina con la legalización: “Hagan que la gente
entienda que no necesitan las metanfetaminas más que el iPhone 5”. El
reportero del diario británico The Guardian lanza además una
crítica contra los que originan la violencia. “¿Quién fabrica los
videojuegos que hacen que los niños de ocho años quieran volverse
asesinos? Puede que los soldados americanos ignoren que esto es real
cuando empiezan a matar en Irak”.
La tiranía del culto al cuerpo, obra de la psicoterapeuta y
crítica social Susie Orbach, ha sido el tema central de otra de las
charlas del Hay de Xalapa. Según ha explicado la autora, se trata de una
obra escrita “por tristeza, furia y amor”, tras ser consciente de un
cambio en la percepción del cuerpo durante los últimos 25 años y después
de que saber que en la escuela de su hija, de nueve años, había niñas
con bulimia. “¿Por qué esas chicas no habitan su cuerpo?”, se pregunta.
“La gente ha aceptado que tener un cuerpo con problemas es la norma (…)
Si le preguntas a una adolescente qué no le gusta de su físico citará
muchas partes. Si le preguntas qué le gusta, se quedará callada”,
resume.
El Hay Festival de Xalapa, en el que desde el miércoles han
participado hasta un total de cien literatos y artistas, echa el cierre
este domingo con la esperanza de ser de nuevo su sede en México el
próximo año.
El País
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