La crisis no solo ha generado desahucios y desempleo;
además de haber contribuido a destapar innumerables escándalos de
corrupción, la crisis ha enriquecido nuestra lengua. "Esta crisis
económica nos ha hecho mucho más ricos en vocabulario ya que ahora
utilizamos palabras que antes desconocíamos y sabemos lo que
significan", ha asegurado esta tarde la periodista Soledad Gallego-Díaz
(El País) en el marco del VIII Seminario Internacional de Lengua y
Periodismo, organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la
Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) en el Monasterio de Yuso, en
San Millán de la Cogolla (La Rioja).
El seminario se ha inaugurado esta mañana con la
presencia de S. A. R. la princesa de Asturias; el presidente de la
Agencia Efe, José Antonio Vera; el director de la RAE y presidente de la
Fundéu BBVA, José Manuel Blecua; el director de la Academia
Norteamericana de la Lengua Española, Gerardo Piña-Rosales; el director
del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, y el presidente de
La Rioja y de la Fundación San Millán, Pedro Sanz; y el prior del
monasterio de Yuso, Pedro Merino.
Por su parte, el catedrático de Metafísica y exministro
de Educación, Ángel Gabilondo, encargado de la lectura de la lección
inaugural, titulada La crisis tiene su palabra, ha reflexionado
sobre la crisis: "Se ha convertido en una coartada para dejar de ser
generosos y exigentes con nosotros mismos. La crisis pone en juego no
simplemente lo que hacemos, sino quiénes somos". Gabilondo ha advertido
del riesgo de dejar de lado la educación y la cultura en una coyuntura
de crisis como la actual. A su juicio, sin ellas, "la crisis tomará la
palabra y no será la nuestra".
Esta cita, que se desarrolla entre hoy y mañana, reúne
en la "cuna del castellano" en tres mesas redondas a lingüistas,
periodistas y economistas para debatir sobre la influencia de la crisis
actual en cómo los medios comunican la realidad, el uso de metáforas,
eufemismos, la recuperación y creación de nuevas palabras, el lenguaje
de la contestación o el dilema entre la corrección política y el
lenguaje catastrofista.
Por la tarde se ha desarrollado la primera de las tres sesiones. Con el título De la jerga técnica al lenguaje común,
ha reunido a Gallego-Díaz; la también periodista Lucía Méndez (El
Mundo); el catedrático de Lengua Española de la Universidad de Valencia,
Salvador Pons; el director de Comunicación del Banco de España, Víctor
Márquez; el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez; y el
subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea),
José Ignacio Conde-Ruiz.
Gallego-Díaz ha manifestado que hay "algunas palabras
que han cambiado de significado. Austeridad antes tenía un sentido
positivo; ahora es una amenaza. Rescate también era positivo y ahora es
peligroso. Los periodistas debemos tratar de evitar esta amenaza para
que los ciudadanos se puedan defender. Somos el vehículo a los
ciudadanos y deberíamos tener la capacidad de combatir esta tendencia".
La periodista también ha criticado a los economistas a la hora de
informar sobre la realidad económica, ya que "a veces tienen
implicaciones ideológicas en sus valoraciones. En los últimos años, si
fuera por los expertos, no nos hubiéramos enterado de nada".
Por su parte, la periodista Lucía Méndez ha advertido
de que "los medios tenemos la obligación de hablar claro, llamar a las
cosas por su nombre. Debemos dar voz a las víctimas con la crisis con
palabras que pueda entender todo el mundo. Nunca hasta ahora ha sido tan
necesita una explicación de lo que está pasando, sin eufemismos ni
modelos técnicos que no se entienden. Cuando no sabemos qué hacer, no
sabemos qué decir. Eso les pasa a las autoridades y los periodistas
tenemos que explicarlo". Como ejemplos, Méndez ha señalado algunos
eufemismos por parte del actual gobierno, como "recargo temporal de
solidaridad para hablar de subida de impuestos" o "necesidades
espaciales de las cajas cuando se habla de que están en quiebra.
Preferentes antes se refería a privilegiados y ahora hace referencia a
desgraciados.
Estos eufemismos se usan para edulcorar la realidad porque
las palabras que entiende la gente tienen una gran carga emocional.
Tenemos que hablar claro".
Este seminario termina mañana en San Millán con dos mesas redondas: La metáfora informativa y El lenguaje de la contestación.
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