México, 20 may (EFE ).- El escritor Carlos Fuentes
fue recordado en el primer aniversario de su muerte como un autor
profundamente mexicano y a la vez universal, en un homenaje que le
rindieron intelectuales y académicos en el Palacio de Bellas Artes de
Ciudad de México.
Durante una mesa redonda titulada "El universo de Carlos Fuentes",
del escritor Gonzalo Celorio, señaló este domingo que "desde muy joven
Fuentes enfocó sus preocupaciones sociales, intelectuales, estéticas y
culturales en la realidad mexicana, pero también en la del mundo
entero".
"Esto le permitió una vasta comprensión no sólo de la cultura, la
literatura y el arte, sino también de la política, de los conflictos
internacionales, de las religiones, de las ideologías", expuso en un
repleto auditorio del majestuoso recinto, que habilitó salas auxiliares
para que los más de 500 asistentes de las más diversas edades siguieran
las ponencias.
Citando al propio homenajeado, Celorio añadió que "hay que
reflexionar sobre o qué nos une como mexicanos sin desdeñar lo que nos
diferencia como ciudadanos".
En su oportunidad, el antiguo rector de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) Juan Ramón de la Fuente refirió que "México
fue la gran pasión de Carlos Fuentes, y precisamente fue por eso también
su gran obsesión".
"Su historia (de México fue) analizada, su territorio recorrido, su
dinámica social rigurosamente descrita, su voluntad interpretada y su
alma explorada; sus contradicciones, sus aciertos, su ambivalencia, sus
habitantes, sus dioses, su vitalidad encarnada en él mismo", dijo De la
Fuente.
"Pero fue también universal, porque entendió pronto y bien la
enseñanza de Alfonso Reyes, cuya influencia temprana le ayudó a ver que
la literatura mexicana era importante por ser literatura, no por ser
mexicana", declaró.
Haciendo alusión al título de la mesa redonda, el escritor y
comentarista político Federico Reyes Heroles señaló a su vez que Fuentes
no tenía un solo universo, sino muchos "y nunca se cansó de nutrirlos,
de crecer".
Su memoria geográfica, expuso, "brincaba de un arrabal en Buenos
Aires a Nueva York; de su innegable romance con la Ciudad de México, de
la cual se quejaba con amor incontenible e inocultable, a un restaurante
en Roma o a las calles de París o Praga, o a sus visitas veraniegas a
una playa mediterránea, acompañado de varios a amigos y también de sus
inseparables libretas".
"Pero toda esa peregrinación, todo ese esfuerzo de ubicuidad,
regresaba a la razón de ser original, a su máquina de escribir, su
estudio, la hoja en blanco, los pocos metros cuadrados donde su
imaginación galopaba gracias a los millones de millas acumuladas en sus
viajes, gracias a su disposición a crecer", añadió.
Para Fuentes, continuó, "la construcción del gran universo de la
verdadera cultura surgía de las confrontaciones; esa era la única forma
de crecimiento, de ampliación de los horizontes".
"No es lo indígena contra lo español, sino lo indígena y lo español,
lo español y lo árabe, lo anglosajón con lo afroamericano, lo latino con
lo europeo. Esas aguas turbulentas de la confrontación cultural no le
generaban resquemor; al contrario, le apasionaban", aseveró.
De acuerdo con Reyes Heroles, de allí surgía la necesidad de Fuentes
de "estar sistemáticamente viajando para confrontar realidades,
sacudirse de prejuicios, exponerse a la duda, alimentarse de los otros y
expandir su sensibilidad personal".
Después de la mesa redonda, se inauguró en el Palacio de Bellas Artes la exposición "Carlos Fuentes, él mismo".
Montada por el artista mexicano de origen español Vicente Rojo, la
muestra contiene 70 fotografías procedentes de diversas colecciones que
muestran la vida pública del intelectual, su vida personal y familiar, y
una serie de retratos del escritor.
"La señora Silvia Lemus (viuda de Fuentes) nos ha abierto su acervo
personal y nos ha brindado instantes del escritor, el personaje, el
amigo y el hombre familiar", indicó Rojo, según un comunicado del
Instituto Nacional de Bellas Artes.
Integrante de la llamada generación del "Medio Siglo", Fuentes nació
en la embajada de México en Panamá el 11 de noviembre de 1928 y falleció
en la Ciudad de México el 15 de mayo de 2012.
Autor de una extensa obra narrativa a la que el propio Fuentes llamó
la "Edad del tiempo", la misma incluye títulos como "Los días
enmascarados" (1954), "La región más transparente" (1958), "Gringo
viejo" (1985), "La silla del Águila" (2003) y "La voluntad y la fortuna"
(2008).
De sus ensayos destacan títulos como "Cervantes o la crítica de la
lectura" (1976), "Los 68" (2005), y "La gran novela latinoamericana"
(2011).
Entre los muchos premios que recibió en vida destacan el Cervantes
(1987), el Príncipe de Asturias de las Letras (1994), el de Biblioteca
Breve por "Cambio de piel" (1967), y el Nacional de Literatura de México
(1984).
Comentarios