Ir al contenido principal

Carlos Fuentes, "espíritu renacentista encarnado en el siglo XX"

México, 25 may (EFE).- Como un "espíritu renacentista encarnado en el siglo XX" fue recordado hoy el escritor mexicano Carlos Fuentes durante un homenaje que le rindió la Academia Mexicana de la Lengua, un año después de su muerte.

Fue así como lo describió el editor y ensayista Gonzalo Celorio, quien señaló que a Fuentes "nada humano le era ajeno", y destacó su "su capacidad de trabajo, su disciplina, su humillante fecundidad, su curiosidad siempre niña, su pasión política y su templanza crítica, aunadas a su amor por México".

Esas características, dijo, ubican a Carlos Fuentes "en una estirpe de excepcionales escritores mexicanos para quienes, como diría Alfonso Reyes, que fue su modelo, su maestro, y su padrino literario, la única manera de ser generosamente nacional es ser provechosamente universal".

"Pero la universalidad de Fuentes no se debe sólo a su vocación humanista, sino a la dimensión internacional de su obra, de su pensamiento y de sus intereses intelectuales", abundó.

En el homenaje, en el Museo Rufino Tamayo de Ciudad de México y al que asistió la viuda del homenajeado, Silvia Lemus, el poeta y académico Hugo Gutiérrez Vega aseveró a su vez que "Carlos fue un hombre del Renacimiento".

"Lo oigo hablar con admiración ilimitada de Balzac, Dickens, Tolstoi, Faulkner, Cervantes", dijo al evocar sus charlas con el escritor, a quien describió como "un mexicano ejemplar y un hombre del mundo".

"Con él vivimos momentos de inspiración renacentista. Nos enamoramos del idioma y renovamos nuestro compromiso con las palabras, con el verbo, que era y es la redención", apuntó,
Con los ponentes estuvo de acuerdo Arely Ramírez, coordinadora editorial del Museo Tamayo, dedicado al arte contemporáneo internacional.

"Coincido con los maestros: Carlos Fuentes es un hombre totalmente renacentista, un ser pensante total, que aportó mucho al país, que a través de sus libros dio diferentes perspectivas tanto locales como internacionales, del ser humano, del mexicano", dijo Ramírez a Efe.

Añadió que eso hace de Fuentes "un gran escritor y un autor esencial para poder entender tanto a México como al mundo".

El homenaje de hoy formó parte de los actos celebrados estos días en México para recordar a uno de sus más importantes autores al conmemorarse el primer aniversario de su muerte, el 15 de mayo del año pasado.

El pasado domingo, en un acto realizado en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, el escritor fue recordado como un autor profundamente mexicano y a la vez universal.

El exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Juan Ramón de la Fuente refirió en esa ocasión que "México fue la gran pasión de Carlos Fuentes, y precisamente fue por eso también su gran obsesión".

Fuentes nació en la Embajada de México en Panamá el 11 de noviembre de 1928 y falleció en la Ciudad de México el 15 de mayo de 2012.

Cuentista, novelista, ensayista y dramaturgo, fue también embajador de México en Francia y profesor en varias universidades estadounidenses y europeas.

Entre sus obras más destacadas están "Los días enmascarados" (1954), "La región más transparente" (1958), "La muerte de Artemio Cruz" (1962), "Aura" (1962), "Cambio de piel (1967), "Todos los gatos son pardos" (1970), "Tiempo mexicano" (1971), "Terra Nostra" (1975) y "Cristóbal Nonato" (1987).

Su obra se ha traducido al alemán, armenio, chino, danés, francés, inglés, italiano, noruego, polaco, portugués, sueco y suizo.

Entre los premios que recibió sobresalen el "Xavier Villaurrutia" (1976) y el "Rómulo Gallegos" (1977) por "Terra Nostra", el "Alfonso Reyes" (1979), el "Miguel de Cervantes" (1987) y el Príncipe de Asturias (1994), el de la Real Academia Española de creación literaria 2004 por "En esto creo", y el Don Quijote de la Mancha 2008 por su labor como impulsor de la lengua y la cultura hispanoamericanas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr...

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente”...