La escritora, autora de una reflexiva obra poética y célebre a raíz del galardón, muere en Cracovia a los 88 años de edad.
La poetisa polaca Wislawa Szymborska, premio Nobel de Literatura 1996, falleció este miércoles a la edad de 88 años en su casa de Cracovia, "tranquilamente, mientras dormía", según anunció su asistente, Michal Rusinek. Szymborska deja tras de sí toda una reflexión filosófica y lúcida sobre el mundo, plena de ironía calurosa, humor y gran lirismo.
Al otorgarle el Premio Nobel hace 15 años, la Academia sueca saludó en Szymborska a la "representante de una mirada poética de una pureza y una fuerza excepcionales". Nacida el 2 de julio de 1923 en Bnin, en la región de Poznan (oeste), Szymborska realizó sus estudios en la Facultad de Letras y de Sociología de la Universidad Jagellonne de Cracovia. Se estableció allí y se quedó en esta ciudad histórica del sur de Polonia hasta su muerte.
Escribió unos 20 poemarios, caracterizados por una reflexión filosófica sobre asuntos morales de nuestra época. De gran variedad estilística, sus poemas son claros, generalmente cortos, similares a aforismos, pero pueden convertirse en verdaderos tratados metafísicos, siempre con un lenguaje refinado y astuto.
Inspirada por Descartes, Pascal o Montaigne, agnóstica, practicó la "duda metódica" y por lo tanto una "poética negativa", tal como Mallarmé, Valéry o Rilke. Habló de la "anti-historia", escribió odas a los anónimos, adoptó "el anti-saber" e incluso el "anti-erotismo". "Amo la poesía de Wislawa por su sentido del humor. Es un arte intelectual y profundo. Es la obra de quien tiene sobre el mundo una mirada amarga y entusiasta al mismo tiempo", dijo Tadeusz Nyczek, crítico literario.
Wislawa Szymborska tradujo también poemas, en especial de poesía clásica francesa, como Agrippa d'Aubigné y Théophile de Viau, o la del poeta judío Icyk Manger. Publicó poco. "Escribo por la noche. De día tengo la molesta costumbre de releer lo que he escrito para comprobar que hay cosas que no soportan ni siquiera la prueba de una sola vuelta al Globo", dijo a los periodistas. Conocida por su discreción y extrema modestia, evitaba particularmente hablar de su propia poesía. Temía sentirse como "un insecto que por razones inexplicables se encierra en una vitrina y se pega él mismo con un alfiler".
De 1953 a 1981 trabajó en la redacción de la revista semanal Zycie Literackie (La vida literaria) donde, bajo la rúbrica de Lectura no obligatoria, ejercía la crítica sobre obras de diversos campos, desde turismo, cocina, jardinería y brujería hasta historia de arte y creaciones poéticas modernas.
Sus primeros poemas se inscriben en una estética de "realismo socialista" que abandonó rápido. En los años 1950 estableció contactos con las ediciones independientes polacas en el extranjero. En 1975, se unió a los intelectuales que protestaban contra la decisión del Partido Comunista polaco de hacer inscribir en la Constitución del país la cláusula "de alianza eterna con la Unión soviética".
Szymborska debutó en 1945 con el libro Busco las palabras; en 1952 editó el poemario Por eso vivimos y posteriormente publicaría Preguntas planteadas a una misma, en 1954, un título que revela el carácter introspectivo de su obra. Libros suyos son Llamada al Yeti (1957), que los críticos consideran el momento clave de su poética, pues a partir de entonces se aleja del realismo socialista; Poemas escogidos (1964), Cien consuelos (1967), Poemas (1970), Por si acaso (1972), Poemas escogidos (1973), Tarsius y otros poemas (1976), Un gran número (1977) y Poemas escogidos II (1983). Posteriormente editó La gente sobre el puente (1986), Poesía (1987), recopilación de la mayor parte de su obra poética, Velada del autor: Poemas (1992) o Fin y principio (1993).
En mayo de 2007, firmó un manifiesto de intelectuales polacos que acusaban a la derecha conservadora de los hermanos gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, respectivamente jefe de Estado y de gobierno en la época, de "no comprender" la democracia y "buscar debilitar las instituciones de un Estado democrático, como los tribunales independientes y los medios de prensa libres". Independiente de espíritu, siguió fuera de la vida política, formando parte de los intelectuales polacos para los que el lado espiritual de la vida es prioritario.
diariodesevilla.es
La poetisa polaca Wislawa Szymborska, premio Nobel de Literatura 1996, falleció este miércoles a la edad de 88 años en su casa de Cracovia, "tranquilamente, mientras dormía", según anunció su asistente, Michal Rusinek. Szymborska deja tras de sí toda una reflexión filosófica y lúcida sobre el mundo, plena de ironía calurosa, humor y gran lirismo.
Al otorgarle el Premio Nobel hace 15 años, la Academia sueca saludó en Szymborska a la "representante de una mirada poética de una pureza y una fuerza excepcionales". Nacida el 2 de julio de 1923 en Bnin, en la región de Poznan (oeste), Szymborska realizó sus estudios en la Facultad de Letras y de Sociología de la Universidad Jagellonne de Cracovia. Se estableció allí y se quedó en esta ciudad histórica del sur de Polonia hasta su muerte.
Escribió unos 20 poemarios, caracterizados por una reflexión filosófica sobre asuntos morales de nuestra época. De gran variedad estilística, sus poemas son claros, generalmente cortos, similares a aforismos, pero pueden convertirse en verdaderos tratados metafísicos, siempre con un lenguaje refinado y astuto.
Inspirada por Descartes, Pascal o Montaigne, agnóstica, practicó la "duda metódica" y por lo tanto una "poética negativa", tal como Mallarmé, Valéry o Rilke. Habló de la "anti-historia", escribió odas a los anónimos, adoptó "el anti-saber" e incluso el "anti-erotismo". "Amo la poesía de Wislawa por su sentido del humor. Es un arte intelectual y profundo. Es la obra de quien tiene sobre el mundo una mirada amarga y entusiasta al mismo tiempo", dijo Tadeusz Nyczek, crítico literario.
Wislawa Szymborska tradujo también poemas, en especial de poesía clásica francesa, como Agrippa d'Aubigné y Théophile de Viau, o la del poeta judío Icyk Manger. Publicó poco. "Escribo por la noche. De día tengo la molesta costumbre de releer lo que he escrito para comprobar que hay cosas que no soportan ni siquiera la prueba de una sola vuelta al Globo", dijo a los periodistas. Conocida por su discreción y extrema modestia, evitaba particularmente hablar de su propia poesía. Temía sentirse como "un insecto que por razones inexplicables se encierra en una vitrina y se pega él mismo con un alfiler".
De 1953 a 1981 trabajó en la redacción de la revista semanal Zycie Literackie (La vida literaria) donde, bajo la rúbrica de Lectura no obligatoria, ejercía la crítica sobre obras de diversos campos, desde turismo, cocina, jardinería y brujería hasta historia de arte y creaciones poéticas modernas.
Sus primeros poemas se inscriben en una estética de "realismo socialista" que abandonó rápido. En los años 1950 estableció contactos con las ediciones independientes polacas en el extranjero. En 1975, se unió a los intelectuales que protestaban contra la decisión del Partido Comunista polaco de hacer inscribir en la Constitución del país la cláusula "de alianza eterna con la Unión soviética".
Szymborska debutó en 1945 con el libro Busco las palabras; en 1952 editó el poemario Por eso vivimos y posteriormente publicaría Preguntas planteadas a una misma, en 1954, un título que revela el carácter introspectivo de su obra. Libros suyos son Llamada al Yeti (1957), que los críticos consideran el momento clave de su poética, pues a partir de entonces se aleja del realismo socialista; Poemas escogidos (1964), Cien consuelos (1967), Poemas (1970), Por si acaso (1972), Poemas escogidos (1973), Tarsius y otros poemas (1976), Un gran número (1977) y Poemas escogidos II (1983). Posteriormente editó La gente sobre el puente (1986), Poesía (1987), recopilación de la mayor parte de su obra poética, Velada del autor: Poemas (1992) o Fin y principio (1993).
En mayo de 2007, firmó un manifiesto de intelectuales polacos que acusaban a la derecha conservadora de los hermanos gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, respectivamente jefe de Estado y de gobierno en la época, de "no comprender" la democracia y "buscar debilitar las instituciones de un Estado democrático, como los tribunales independientes y los medios de prensa libres". Independiente de espíritu, siguió fuera de la vida política, formando parte de los intelectuales polacos para los que el lado espiritual de la vida es prioritario.
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