Título original: The lost boy
Autor: Thomas Wolfe
Traductor: Juan Sebastian Cárdenas
Editorial: Periférica
Año de publicación:1937
Año de edición :2016
Número de páginas:96
Genero: Novela, Clásico, Ficción,
“Todo vuelve como si hubiera ocurrido ayer.
Y entonces se va y parece lejano y extraño como si hubiera ocurrido en un sueño…”
Haciéndose de un retrato ficticio, la novela de Thomas Wolfe: El niño perdido esta compuesta por cuatro partes, las cuales a medida que nos vamos sumergiendo en ellos, nos damos cuenta que la apuesta va de menos a más para ir concretando lo que nos quiere decir, o lo que nos quiere hacer referencia el autor, sobre la vuelta a aquellos lugares que de alguna manera quedaron plasmado en la memoria, y que con el recuerdo logra ya en una edad mayor construir el protagonista las mismas escenas que los marcaron.
Ese que fuera Grover, un niño de ojos oscuros y manchas, que con apenas doce años va construyendo su entorno a partir de las tres de la tarde en una ciudad acariciada por unas suaves brisas, no deja nada a escondida, sino que va uniendo el siempre y el ahora con todos aquellos seres que forman y formaron parte de su vida, del más simple comerciante de salchicha S. Goldberg hasta el dueño de la tienda Singer con su propietario el señor Thrash. “Pensó: «He aquí la plaza que nunca cambia, que siempre seguirá igual. He aquí el mes de abril de 1904. He aquí la campana del Tribunal y las tres de la tarde. Y aquí está Grover con su bolsa de papel. Aquí está el viejo Grover, que está a punto de cumplir los doce años, he aquí la plaza que nunca cambia, aquí está Grover, aquí está la tienda de su padre y aquí está el tiempo».”
Grover y su verdadero homologo están fijos en la memoria como un insecto en el ámbar, eternamente el niño con un gran potencial sin explotar. Cabe resaltar, que Grover es el hermano mayor de Wolfe. No es hasta el capitulo IV cuando ya pasado treinta años, Thomas Wolfe regresa a St. Louis, lugar donde su madre tenía una pensión, y es allí donde regresa, a la antigua casa para redescubrir sus recuerdos a partir de los cuatro años.
“Y a través de la maraña de recuerdos de un hombre, desde el bosque encantado, el pobre niño de ojos oscuros y rostro sereno, extranjero en la vida, exiliado de la vida, hace mucho tiempo perdido como todos nosotros, una cifra de los laberintos ciegos, mi pariente, mi hermano y mi amigo, el niño perdido, se había marchado para siempre y no regresaría nunca jamás.”
Es un texto corto, que se lee de una sentada. Con una prosa muy fresca, que evoca nuestras capacidades en el jaloneo de los recuerdos, oscilando entre dos latitudes, un antes y un después, infancia y adultez. En una ocasión, William Faulkner lo catalogó como uno de los mejores escritores norteamericano. Un texto muy introspectivo, pues trabaja sobre la base de la construcción de algo ya vivido, y que en su momento eso vivido es sometido a juicio, y se puede ver en el capitulo IV, donde los lugares algunas vivido son interpretado en base a la duda, si o no de un lugar que en infancia había trazado. Quizás el texto se haga un poco sonso por la forma de su estructura, pero se deja leer, pues como dije es de fácil leer.
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