La desmitificacion del comportamiento psicológico
de los soldados que apremia en la lejanía lo que sería su status frente
al mundo, es lo que describe este bien redactado libro sobre aquellos
hombres grises, que apostaron a una ideología que iba en detrimento
de una población desprovista de las herramientas que la hacían igualitarios.
Desde inicio, Soldados del Tercer Reich nos parecería un libro más sobre
historia de la Segunda Guerra Mundial, teniendo como epicentro el comportamiento
de la ideología nazis, si es de la Segunda Guerra Mundial, pero el
enfoque que buscan los autores del mismo es darnos el punto de vista
psicológico de esa guerra sucia y absurda que se cuecen en el entramando
de los autores y protagonistas que llevan la mayor ventaja. El
espionaje, las declaraciones desinteresadas, las conversaciones espontaneas
de muchos soldados alemanes prisioneros entre 1940 y 1945 plantean el
punto de vista de ellos frente a la guerra, como se ejecutaba el radio
de acción para aniquilar a miles de reos judíos y no.
“Lo que más me sorprendió fue la franqueza con
la que hablaban de luchar, matar y morir”
A todas luces, la brutalidad y frialdad que se perciben
en las 150,000 páginas de los registros de esas escuchas, muestra una
vez más los elementos constantes de la guerra o las guerras en sí,
las cuales nunca dejan un trago dulce. “que la brutalidad deviniera
normal solo demuestras una cosa: que el acto de matar a otros y la violencia
extrema permanecen a la vida cotidiana del narrador y sus interlocutores,
que no son nada extraordinaria”
Con este libro, de una fácil lectura, pero de una
amplia fuente histórica no es de menos ir por cada uno de los capítulos
del mismo para notar que el rasgo de muchos detalles históricos es
de menos, pues sus autores se fueron por aspecto como: ataduras culturales,
desconocimientos, contextos de percepción con especificaciones temporal,
modelos de interpretación: una guerra es una guerra, obligaciones sociales
y formales, relatos de aventuras entre otros tópicos.
Excelente escrito.
En sus manos os dejos
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