Título original: L Art de perdre
Autor: Alice ZeniterTraducción: José Antonio Soriano Marco
Editorial: Salamandra
Año de publicación:2017
Año de edición :2019
Número de página:224
Genero: Ficción histórica, Ficción, Novela, Cultura
“Lo que no se transmite se pierde, nada más.”
Esta pequeña frase trasmite todo el trasfondo que muestra este libro. La ocupación, el destierro, la reubicación, la expropiación, la explotación, la guerra, los sueños, las creencias, la familia, los silencios familiares, todo un abanico de temas, donde se encierra que lo que no se transmite se pierde.
“Nadie te ha transmitido Argelia. ¿Qué creías, que un país se lleva en la sangre? ¿Que llevabas un cabileño escondido en algún lugar de tus cromosomas y que se despertaría cuando pisaras suelo argelino? —Naïma se echa a reír: es justo lo que esperaba que ocurriera, aunque nunca se hubiera atrevido a decirlo—. Lo que no se transmite se pierde, nada más.”
Naïma un personaje que proviene de una familia de Argelia, para ella es solo un punto de poco interés esas tierras, quien esta sometida a los cambios de identidad en la sociedad francesa. No logró tener una acercamiento con su abuelo Ali para preguntarle porque la historia lo convirtió en un harki, es decir, un individuo que estuvo combatiendo entre 1957 y 1962 al lado de Francia durante la guerra de Argelia. La respuesta la podría obtener de parte de su abuela, Yema, pero aquí entra el trasplante idiomático, pues no entendería su idioma. La llegada de Hamid, su padre a Francia en el verano del 1962 fue establecido en campos transitorios, es aquí que se produce la mayor transición, donde el juego de los pueblos desterrados se mese en el columpio de los dos bandos, unos progresistas y adaptados, y otros conservadores e inadaptados a los nuevos cambios, y que siente añoranza de sus tierras. “un país nunca es una sola cosa: lo forman los dulces recuerdos de la infancia, pero también la guerra civil; el pueblo, pero también las tribus; el campo tanto como las ciudades; las olas de la inmigración tanto como las de la emigración… Es su pasado, su presente y su futuro, es lo que sucedió y la suma de sus posibilidades.”
Un excelente texto, donde la escritora puntualiza el atrevido destino de dos naciones, Francia y Argelia, la Argelia como dice el texto: “lugar donde se inició la epopeya familiar que hace años” de las generaciones de una familia pescada en un pasado: “La Argelia de Yema parece un cuento de hadas preñado de un simbolismo arcaico que no tiene nada que ver con lo que Naïma ha conocido junto a los amigos de Lalla, es decir, un país vivo, en movimiento, sujeto a circunstancias históricas modificables, no a fatalidades irreversibles. La Argelia de Yema no da muestras de despertarse a la vista de las imágenes que prueban que no se ha quedado dormida para siempre en el ataúd de cristal de la memoria: sigue siendo una tierra lejana, atrapada en el «érase una vez».” Es un grito a la libertad de ser uno mismo, mas allá de las primogenituras y los mandatos íntimos y sociales. Un texto apasionante y conmovedor sobre la familia, la comunicación entre las generaciones, la complejidad de una época fundamental en la historia contemporánea.
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