Cuando se enteró de que había sido el ganador del premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en Lenguas Romances, Claudio Magris(Trieste, 1939) recordó que el idioma español “siempre ha sido muy generoso” con su obra. Trieste está a más de 10.000 kilómetros de la ciudad mexicana que es la sede de la cita literaria en español más grande del mundo.
Magris se convirtió este lunes en el primer italiano en ganar este galardón en sus 23 años de historia, en el quinto escritor en lengua no española y en el segundo autor no iberoamericano después del poeta francés Yves Bonnefoy.
El hijo de Trieste es también el padre de la Trieste literaria. Creció en una ciudad a las puertas del mar Adriático, al norte de Italia, a unos kilómetros de Eslovenia y otros tantos de Croacia. Buena parte de su obra se ha dedicado a reflexionar sobre el mito de las fronteras y las identidades, con la calma del que observa el mar pero con el temple del que ha aguantado la bora, los vientos de hasta 100 kilómetros por hora que algunas veces al año azotan las costas triestinas.
El jurado del premio FIL, precisamente, reconoció en Magris “la mejor tradición humanista” de alguien que en su obra “concilia su experiencia personal con la memoria colectiva de la historia”. Un firme defensor de una aparente contradicción que, en sus palabras, parece cobrar todo sentido: la utopía pragmática, calmada, asequible. De ahí que defienda que el pragmatismo de Sancho Panza es un complemento de los sueños de Don Quijote. “A mí lo que me interesa es que se hagan las revoluciones, no quién las hace”, suelta una de las voces de A Ciegas(Anagrama), un libro en el que dibuja a un veterano de la Guerra Civil española, militante del Partido Comunista, soldado del ejército yugoslavo en la II Guerra Mundial, superviviente de Dachau y del Gulag de Goli Otok, que termina sus días encerrado en una clínica mental. Una profunda reflexión que afirma que la verdadera revolución, como Roma, no se hace en un día. Y que los que así lo defienden, concluye Magris, son los principales saboteadores de lo que tanto dicen ansiar. “Ninguna utopía es verdadera cuando pretende tener la receta para crear el paraíso en la tierra”, dijo en una entrevista concedida a este periódico en 2010.
Magris, un hombre que escribe a mano “para escuchar la música de la escritura”, comentó este lunes que apreciaba el mundo digital pese a que no lo conoce. “Es una nueva oportunidad para una épica”. Subrayó, eso sí, los drásticos cambios que ha acarreado a la sociedad: “La humanidad está en shock y la tecnología ha cambiado la forma de relacionarse de las personas”.
Traductor del noruego Henrik Ibsen, el alemán Heinrich von Kleist o el austríaco Arthur Schnitzler y ganador del Premio Príncipe Asturias de las Letras 2004, del premio Strega (el más importante en Italia), Magris bromeó al recibir el anuncio del premio FIL: “Soy el mejor candidato para ganar el Nobel, según mi familia”. Aunque piensa más en ganar el de la Paz que el de Literatura. “Los escritores deben tener un compromiso político, pero no por ser escritor, sino como cualquier ser humano”, aseguró. “Las fronteras ya no son nacionales, sino sociales”, explicó el profesor, un feroz europeísta. Los límites entre los seres humanos ya no son necesariamente geográficos, ha dicho. Un senegalés en Italia tiene más barreras que la línea que marca la división territorial entre Bélgica y Holanda, según sus tesis.
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2014 se celebrará entre el próximo 29 de noviembre y 7 de diciembre. El premio FIL se entrega en la apertura de la cita cultural, que este año tiene como país invitado a Argentina.
El Pais
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