Ir al contenido principal

La muerte de Iván Ilich

" Iván Ilích veía que se estaba muriendo y se hallaba en un continuo estado de desesperación. En el fondo de su alma sabía que se estaba muriendo, pero no sólo no se acostumbraba a ello; simplemente, no podía entenderlo... No puede ser que la vida sea tan sin sentido, tan asquerosa. Si es cierto que la vida es tan asquerosa y tan sin sentido, entonces, ¿para qué morir y morir sufriendo? No; aquí falta algo. -A lo mejor no he vivido como debía-, se decía, e inmediatamente apartaba de sí esa única solución del misterio de la vida y de la muerte como algo absolutamente imposible... Buscó en su interior el acostumbrado miedo a la muerte y no lo encontró. -Dónde está Ella? Qué muerte?- No había miedo porque tampoco había muerte. En lugar de la muerte había luz.

-Así que es eso -dijo de repente en voz alta-. ¡Qué alegría!
-¡Se terminó!- dijo alguien encima de él.
Iván Illich oyó estas palabras y las repitió en el fondo de su alma.
-La muerte ha terminado-, se dijo. -No existe más.-
Aspiró el aire, se detuvo en medio del suspiro, se desperezó y murió
. "

La critica en ciertos aspectos ni limita ni prohíbe el conjunto de articulaciones, ilusiones e imaginación que podamos darle a un hecho especifico. El tener de frente un libro como La muerte de Iván Ilich, es asistir de por si a un juego de partida doble, donde el autor en su agudeza escritural nos propone su escenario espacio-tiempo y nosotros hacemos del espacio-tiempo una problematización atemporal. En tal virtud, potencializamos la verdadera presencia las grandezas y bajezas que metodizan al hombre.

La muerte de Ivan Ilich publicada en 1886 por Lev N. Tolstoi, la cual se ubica hacia final de su producción, es un reflejo de las luchas intelectuales y espirituales en la cual se vio sucumbido el autor, la cual superaría radicalmente en un cambio espiritual. Lo indudable para este autor es que la verdadera realidad con la cual se enfrento fue con la imagen arquetípica del lado mas oscuro del ser humano, donde los limites del mundo dieron por sentado la similitud de todo hombre en su accionar, y en este sencillo relato reflejo esa falta de comunicación, la cual dejo al escrito la muerte misma, problematizo con la sociedad la cual se encontraba con ese vacío de que delimita la muerte y la vida.

El protagonista de este relato es el típico normal, que en ciertos puntos no llama nuestra atención, un laborioso y mediocre funcionario, el cual fue tallado por Tolstoi atendiendo a un modelo real, quien siendo procurador del tribunal de tierra de Tula, la muerte le sorprende, pero una muerte de cáncer. Desde luego, el circulo normalista de este hombre para nada despunta el ritmo prosaico de su vida, nada la altera, en cierto modo, es un hombre gris. Fue un hombre creado bajo la convicción de alcanzar dentro de la burocracia un puesto de importancia, así lográndolo, pero, nada ha servido de tanto esfuerzo. Pues, solo la enfermedad revelaría el vacío de toda una vida de ilusiones y sueños.

De todo modo, el genio creador de este escritor encauzaría las tonalidades del comportamiento substancial en la vida de este funcionario, ese silencio que revela la nada del sonido, donde se matiza el enfrentamiento entre las apariencias y ser. De previsto, simboliza aquellos pensamientos íntimos que en el desarrollo de todo una vida no nos damos cuenta que están ahí, solo falta un alud de circunstancias para darnos a entender que detrás subyace toda una motricidad de hechos que reflejan nuestro comportamiento, que ese discurrir diario frente a lo visible del mundo singulariza la libertad de tanto sacrificio para encontrar el dilema descifrado entre el significado del sacrificio y el valor intrínseco que reina en dicho sacrificio.

La muerte de Iván Ilich es el golpe que representa el hombre en su estado natural caótico, en el cual ese supuesto ensueño de valorizar nuestras ilusiones, nos forman un escalera donde su final esta colmado de un repertorio de sombras y declives. Muriendo poco a poco percibe la realidad de su entorno familiar, construidos bajo el manto telar de las apariencias que no pudo ser reparada en su momento.

Solo queda tu disposición.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy buen libro, y muy bueno el artículo.
Alberony Martinez ha dicho que…
Gracias Anonimo. Te invito a que siga adelante en la lectura.

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente” “¿Cómo se llama una orq