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San Manuel Bueno, mártir

Cuando nos allegamos a la lectura de Unamuno, la extrañeza y lo cambiante fecunda en cada pagina una integridad de visiones, simbolismos, de trayectorias que atiborran de sagacidad y escrupulosidad esa inquisición presencial del conocimiento, como es de suponer que es la literatura, donde se hace con el lenguaje, lo cual modifica, rompe y reduce la palabra. Ese instante, esa muerte que desencadena la ultima pagina, nos asienta en contacto con los limites del mundo que hemos recorrido, pero que sentimos ese hilo que nos hala a urdir el mismo recorrido. Es obvio que este hecho trasciende todavía mas imperiosamente en la experiencia que desliza frases hechas o cargadas de sintaxis y significaciones ya establecidas.

San Manuel Bueno, Mártir recrea las grandes obsesiones unamunianas: La inmortalidad y la fe. Qué mejor que sea el lenguaje que asienta las bases de la lógica y la razón, que identifique el concepto con la palabra, donde la realidad re-interprete con el lenguaje la posibilidad de incorporar múltiples discursos ontológicos de la posición Unamunianas ante el conocimiento: El hombre en la filosofía, el ser y la nada, amor, la belleza, la angustia, voluntad, ética, entre otros indudables temas que encierra el convulso discurso de Miguel de Unamuno.

La verdad trágica y la felicidad ilusoria sugieren un contexto critico, construido bajo la vertiente contradictoria del existencialismo. Los relatos de Unamuno, y especialmente este, esbozan un intento perturbarte de exteriorizar ese modo de ser que transforman la líneas ilusorias de la vida, donde entra en juego la abnegación y el amor al prójimo, pues quien festeja esta ambivalencia o contradicción, es un personaje, que aunque suene paradójico irradia piedad y compasión, pero es un ser incompatible con la fe y a la esperanza, con la existencia de Dios, con la resurrección.

Manuel Bueno, es el párroco de Valverde Lucerna, donde diversos acontecimientos lo llevan a posicionarse como un santo de carne y hueso, arquetipo de amor hacia los desposeídos y desamparados, donde confiere la posibilidad de consolar, a pesar de quien narra la novela, Ángela, parece percibir indicios que algo atormenta interiormente a este hombre. Mientras, Lázaro de ideas progresistas y anticlericales, siente animadversión contra el párroco. Esta relación entre el Párroco y Lázaro lleva al primero a conferirle el secreto, de no tener fe, que no cree en la resurrección de la carne, que no puede creer en Dios, que el fingir es un propósito para mantener en paz la creencia en otra vida. Este secreto transformo por completo las ideas progresistas de Lázaro, donde fingiendo convertirse aporta su grano de arena a la obra del Párroco

Quien mas que el lector de estas palabras puede darse cuenta de lo interesante de la novela, verán como el común dominado: el tiempo, juega un papel importante en el recurso técnico que utiliza la narradora, para ponerlo en contacto entre el escritor y el lector. Como ya hemos destacado leer este novela es aproximarnos al aspecto ontológico de Unamuno.

Os la recomiendo

Hasta la vista….

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