Ir al contenido principal

Como quisieramos la GUILLOTINA

En un primer plano, pretendí forjar este escrito bajo una estela algo localista, pero movido por la situación que avasalla en otras naciones, que de igual modo, sufren y aguantan los atropellos y abusos que sus dirigentes someten a diario a esas naciones, creo provechosa hacer una divulgación mucho mas extraterritorial. Hace un tiempo a tras, mientras leía un articulo del periódico El País, donde el encabezado del mismo decía: La guillotina será abolida en Francia hoy. El presidente François Mitterrand y el ministro de Justicia, Robert Badinter, se iban coronar con la gloria través de la historia, ante la Asamblea Nacional, con el tema de la abolición de la pena de muerte. De algún modo fue un tema sumamente debatido durante dos siglos.

Detrás de esta abolición descansa el móvil mismo de la abolición, que es la guillotina. Después de 1789 el dirigir o gobernar el Estado Francés no fue una tarea algo fácil, pues el mismo hecho de la Revolución Francesa no solo enmarcaba un conjunto de principios recién divulgados que se había que implementar respectando las reglas parlamentarias, sino que el ambiente político y moral de libertad incontrolable lo violentaba aun mas todo el diario vivir. En tal virtud, para finales de octubre en un caso sin precedente se encuentra culpable por acaparar panes a un panadero, este es sentenciado, de inmediato es ahorcado y luego decapitado. El procedimiento de muerte de este monopolizador, causaba cierto incomprensión. Pero no fue hasta enero de 1790 ante la Asamblea, cuando el doctor Joseph Ignace Guillotin presenta su nuevo método o maquinaria para hacerle frente a los culpables de un hecho injustificable. Cabe destacar, que este método de muerte ya existía un siglo antes, lo que la hace notoria durante el periodo post-revolución fue la exigencia en la creación de un método que evite el sufrimiento de los apresados. Tremendo el método, para evitar el sufrimiento.

Dejando a un lado la historia del método, a veces me cruzan algunas ráfagas, algo incontrolables, caramba, como es posible que un país se vea tan sometida a los dictámenes de lideres, que amparado en la “democracia” quieran hacer lo que le venga en gana contra ese pueblo que le dio un voto de confianza. A veces, en mis adentro veo el método de la guillotina como algo que no debió pasar, no para cortarle las cabezas a esos políticos, usurpadores del Estado, negociantes y bandoleros, sino para cortarle las manos y dar ejemplo que a una nación se le debe respecto, si bien ellos fueron elegidos para dirigir la cosa publica, bien claro deben tener en cuenta que lo que ellos dirigen no es de ellos. La guillotina debe ponerse de moda una vez mas contra aquellos que sin vergüenza, sin sonrojarse cometen infracciones, y nada pasa.

Debería volver una ve mas la guillotina. ¿A quien tu pondría en la guillotina, si te tocara colocar aun de ellos?.

Arriésgate, vamos pon tu ejemplo

A correr fanático

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr...

Grandes esperanzas (Fragmentos)

«En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió de ser blanco, se veía amarillento. Observé que la novia que llevaba aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió de ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos. [...] ―¿Quién es? ―preguntó la dama que estaba sentada junto a la mesa. ―Pip, señora. ―¿Pip? ―El muchacho que ha traído hasta aquí Mr. Pumblechook, señora. He venido a jugar... ―Acércate más, muchacho. Deja que te vea bien. Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el de la pared estaban parados a las nueves menos veinte. ―Mírame ―me dijo miss...

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente”...