Autor: Heather Dune Macadam
Traducción: Arturo Peral Santamaria
Editorial: Roca editorial
Año de publicación: 2019
Año de edición : 2020
Número de página: 448
Genero: Historia, Testimonios
“De hecho, muchas chicas consideraron emocionante la idea de ir a trabajar al extranjero, sobre todo porque se les aseguró que volverían pronto a casa. Su inocencia hizo que la sorpresa de llegar a las puertas de Auschwitz fuera más brutal, y allí no había nadie que las preparase para los horrores que les esperaban.”
Con este simple y emocionante deseo, que caracteriza a todo ser que desea superarse en la vida da a inicio una de los hechos mas atroz que la humanidad reciente a dado, cientos de mujeres con el deseo, la imaginación de echar adelante en la vida deciden dejar a su familia, siempre con la impronta libertad de sus padres, que también veían en ella una esperanza económica, pero que sin darse cuenta al doblar la esquina, no se percataron que eran simples carnadas de todo un plan maquiavélico encaminado por los hombres del nazismo y su política de exterminio.
“Todas las mujeres solteras entre los dieciséis y treinta y seis años deben registrarse en… con el fin de pasar un examen físico el día 20 de marzo para comprometerse con un trabajo de tres meses al servicio del Gobierno. Cada mujer deberá llevar un máximo de cuarenta kilos de pertenencias a… el día del registro.”
Poder determina la cantidad exacta de las personas transportadas a Auschwitz, uno de los principales campos de concentración y extermino, es muy difícil establecer dicha cantidad entre 1941 y 1944. La autora valiéndose de los archivos y testimonios de las pocas que lograron salvarse, muchas de ellas con edades que oscilaban entre los quince años, se sabe que fueron recogidas en Eslovaquia en 1942 como un programa de servicio laboral para el Gobierno de Polonia. Recordemos que Eslovaquia fue el primer estado satélite que se convirtió en un país despertador, y este tenia cierta protección de Alemania tras conseguir su independencia en 1939 a cambio de su asistencia económica.
“Había que matar de inmediato a quienes no pudieran trabajar, ya fuera por estar débiles, ser demasiado jóvenes o demasiado viejos. Los más fuertes trabajarían y se les mataría con el tiempo, puesto que «esta élite natural, de ser liberada, ha de considerarse el germen potencial de un nuevo orden judío».”
Todas las jóvenes que se fueron a un viaje sin regreso, y las pocas que regresaron, como la joven Linda que logró escapar de las garras de la muerte a través del cruce de varias fronteras a merced de los peligros de violación, logró subirse en un tren y el en el camino asombrarse de esos puntos negros que deja la guerra que sometió al caos y a la devastación a muchos países, sobre ese tren que le dio la libertad, desde ahí, fuera de la vigilancia, de la crueldad a que llega ejecutar el hombre, respira aire nuevo, ve la primavera con otra tonalidades no sumida en el
dolor y la desesperanza.
“Durante mucho tiempo, las familias de las mujeres eslovacas no sabían adónde habían ido a parar sus hijas. Las pocas postales que llegaban, llenas de referencias crípticas a parientes fallecidos, eran tan desconcertantes y a veces tan curiosas que muchos padres conseguían convencerse de que sus hijas estaban a salvo y cuidadas. ”
Sabemos que mucho se ha dicho sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre el nazismo, sobre el holocausto, sobre el exterminio, los estantes de las librerías están atiborrado de estos temas, pero este libro tiene algo particular, pone como eje central a las mujeres que se hicieron expertas para evitar el examen diario para escapar de las mas débiles, aquellas que estaban enfermas y delgadas, pues ya su suerte esta bajo el tintero.
“Las jóvenes eslovacas, que provenían de familias numerosas y cariñosas, acostumbradas a la amabilidad y a las comodidades de la vida, tuvieron que soportar que les gritaran, que las desnudaran, que les raparan el pelo. Tuvieron que soportar pases de revista interminables a la intemperie, tuvieron que andar descalzas por el barro, pelear por la comida, soportar castigos arbitrarios y trabajar hasta la extenuación y, a menudo, hasta la muerte. Tenían hambre, estaban enfermas y aterradas. ”
En sus manos
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