Siendo Gilles Deleuze unos de los filósofos más importantes de la contemporánea francesa se dio a la tarea de publicar en 1970 este libro, centrado en la vida y obra de Baruch Spinoza, aunque para 1981 hizo una nueva revisión aplicada. A toda luce nos parece un libro breve, pero su interior está cargado de una densidad filosófica, que no es para lectores dado a ir por páginas sueltas como mariposa al vuelo, es un libro que extrae el sustrato de la filosofía spinozista a la actualidad.
Es un ensayo provocativo desde principio, que de por sí comienza con el nombre de Nietzsche, y como dira Deleuze, siempre comenzamos desde la mitad de las cosas, pues el pensamiento no tiene principio, solo un exterior al que es conectado. Este parentesco entre Spinoza y Nietzsche será visualizar aun mas claro en estas páginas, pero a la vez en la línea histórica entre los dos. Ambos comparte una filosofía de fuerzas o poderes. Mientras que en Spinoza, el problema histórico era qué hacer con los compuestos limitados, como los humanos en su implicación con fuerzas perfecta, es decir, infinitas, que inventar la forma conocida como Dios. En tanto, Nietzsche se asocia con la muerte de la última forma, pero es aquí nuestro autor señala que, desde Feuerbach, la muerte de Dios podría ser tomada por concedido, y Nietzsche estaba preocupado por la muerte su sucesor, el hombre.
"Es un filósofo que dispone de un aparato conceptual extraordinario, extremadamente trabajado, sistemático y científico, y no obstante es hasta el más alto punto objeto de un encuentro inmediato y sin preparación , de modo que un no-filósofo, o incluso un hombre completamente inculto, puede recibir de él una repentina iluminación, un flash. Es como si uno se descubriera spinozista, llegará al medio de Spinoza, fuera aspirado, arrastrado al sistema o la composición"
La filosofía teórica de Spinoza es uno de los intentos más radicales para construir una ontología pura con una sola sustancia infinita. Es aquí donde Deleuze nos presenta como tema la oposición entre ética y moral, y el vínculo entre proposiciones éticas y ontológicas. Su ética es una etología, más que una ciencia moral.
Como dice Robert Hurley: "Deleuze nos abre a la idea de que los elementos de los diferentes individuos que componemos pueden ser no humanos dentro de nosotros. Finalmente, uno se pregunta si el Hombre podría definirse como un territorio, un conjunto de límites, un límite de existencia ".
Gilles Deleuze, conocido por sus investigaciones sobre el deseo, el lenguaje, la política y el poder, encuentra un parentesco entre Spinoza y Nietzsche. Él escribe: "Spinoza no creía en la esperanza ni siquiera en el coraje; solo creía en la alegría y en la visión ... él más que ningún otro me daba la sensación de una ráfaga de aire por detrás cada vez que lo leía.
Para terminar, dije que es un libro con una densidad y dureza que si desde principio no ordena tu paciencia terminará dejándolo, pues no intenta aligerar el material con ejemplos, ni trara de clarificar ideas. Es un libro muy técnico, un libro para leer, leer, y volver a leer, y si te queda tiempo, leer de nuevo.
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