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Elena Poniatowska, una periodista ante Miguel de Cervantes

La América indígena y desfavorecida representada por una mexicana culta de origen polaco. Eso será Elena Poniatowska Eso será Elena Poniatowska hoy en la entrega del Premio Cervantes en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Llegará vestida con un traje autóctono rojo con adornos amarillos y su cabellera blanca para recordar que el periodismo también puede ser literatura y, sobre todo, que la lectura y la cultura son esenciales para el ser humano, especialmente en un continente donde el índice de analfabetismo es muy alto, la pobreza aumenta y los gobiernos no prestan mucha atención a los pobres.
Poniatowska (París, 1932) será la cuarta mujer en ser distinguida con el máximo galardón de la literatura en español, pero la primera en subir al púlpito del paraninfo porque Ana María Matute estaba en silla de ruedas, María Zambrano no pudo asistir y Dulce María Loynaz envió a una persona para que la representara.
En la tierra de Miguel de Cervantes estará hoy una mujer tan sensible como combativa. Una periodista que empezó a darse cuenta de la realidad y a contarla hace sesenta años cuando en 1954 la contrataron en el periódico mexicano Excelsior. Desde entonces, casi medio centenar de libros periodísticos, ensayos, novelas y biografías. Desde grandes reportajes y crónicas como La noche de Tlatelolco y Las soldaderas, hasta El universo o nada, la biografía novelada de su marido, Guillermo Haro; pasando por novelas como La piel del cielo o Hasta no verte, Jesús mío.
Poniatowska es creadora de una obra que conjuga diferentes registros para ver la vida. El resultado, según el jurado, es “una brillante trayectoria literaria en diversos géneros, de manera particular en la narrativa y en su dedicación ejemplar al periodismo. Su obra destaca por su firme compromiso con la historia contemporánea. Autora de obras emblemáticas que describen el siglo XX desde una proyección internacional e integradora. Elena Poniatowska constituye una de las voces más poderosas de la literatura en español de estos días”.
Su discurso, ha dicho Poniatowska, versará, especialmente, sobre América Latina. Otra ruptura, además del traje que lucirá. Y en su voz clara y conciliadora no faltará el autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, pero no como una sombra alargada que llene todas las páginas. O sí. Porque, dice Poniatowska, “es un autor muy importante de tal manera que todos querríamos ser Sancho Panza con él”.
Tal vez por eso su discurso será más desde la voz de Sancho Panza hablando sobre aquellos “que no tiene ni burro porque ya no hay”. De todo ello hablará, vestida orgullosa, luciendo el traje que le regalaron hace unos años las mujeres de Juchitán, de Oaxaca, con la petición de que lo usara cada vez que fuera a recibir un premio. Y ella es una mujer de palabra.
La periodista y escritora nacida princesa, hija de un descendiente directo del último Rey de Polonia y de una mexicana de origen francés, llegará a Alcalá de Henares con sus tres hijos y siete de sus nueve nietos a dar las gracias, a decir que ha habido y hay más mujeres que se lo merecen antes que ella, pero ya que tiene la ocasión subirá al púlpito a ser ella: combativa.
El Pais

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