Ir al contenido principal

Piezas secretas contra el mundo

Una estudiante es acusada de quemar la biblioteca de su universidad en Noruega, aunque ha escapado a Aysén -en el extremo sur de Chile- para enviarle notas de desamor a su pareja mientras escribe el guión de un videojuego donde el lector deberá decidir si los paisajes serán devastados por la industria salmonera, por una serie no resuelta de asesinatos o por un gigantesco incendio. Y, también, si una pareja podría escapar de esa devastación a través del diálogo literario.
Piezas secretas contra el mundo explora las posibles relaciones de amor, sujeción y daño entre las personas y ese espacio completamente abierto que puede ser la naturaleza, el paisaje urbano y también la infinitud de las informaciones electrónicas. Con su arrolladora prosa, elástica y pensante, propone que la mejor literatura es parte de territorios siempre extranjeros, siempre más vastos e insospechados de lo que aparentan en la superficie.
¿Hay otra opción para la novela que enfrentar a Sebald con Lezama Lima, a Faulkner con Borges, a Bolaño con Beckett y a Diamela Eltit con Cormac McCarthy? 
ALBUR: PRIMER NIVEL, PRIMERA ETAPA  
Densa descomposición apretada contra el vidrio de la pantalla del televisor mudo, apenas el viento chifla lejos en la superficie y remueve sólo un gránulo de tierra azul que cae morado hacia el centro y púrpura, gris, negro el resto que se desploma sobre nuestra mirada acá en el fondo. Todo es fondo porque estamos sepultados, no podemos siquiera mover los párpados por el peso de la enormidad del suelo embarrado con pasta arenosa sobre nosotros, y se cuela hacía un mínimo espacio del oído la mándibula de insecto en busca de eso que antes es sangre, uña, hueso, médula, las raices del bosque se adivinan con el reflejo opaco del anillo de un gusano que se abre para empujar el sedimento.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta de Manuela Sáenz a James Thorne, su primer marido

No, no y no, por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución. ¡Mil veces, no! Señor mío, eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no eres grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no seria nada. ¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? No vivo para los prejuicios de la sociedad, que sólo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro. Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestr

Donna Tartt, el vuelo entre la alta y la baja literatura

Por su primer título,  El secreto  (1992), Donna Tartt  (Greenwood, Misisipí 1963) recibió un adelanto de 450.000 dólares (el equivalente sería hoy una cifra muy superior), caso insólito en alguien que no había publicado aún nada. Antes de salir el libro, un  extenso perfil aparecido en  Vanity Fair  predijo la fama de la autora, anunciando la irrupción en el panorama de las letras norteamericanas de una figura que supuestamente borraba la distancia entre la alta y la baja literatura. Confirmando las esperanzas puestas en ella por sus editores, “El secreto” vendió cinco millones de ejemplares en una treintena de idiomas. Las críticas fueron abrumadoramente favorables, aunque no hubo unanimidad con respecto al diagnóstico de  Vanity Fair.  La primera novela de Donna Tartt es un thriller  gótico que lleva a cabo con singular habilidad el desvelamiento de un misterioso asesinato perpetrado en el departamento de lenguas clásicas de Hampden College, institución universitaria de carácter

Las muchas lenguas de Kundera

La primera novela de  Milan Kundera ,  La broma,  es la historia de cómo una ironía leída por quien no debería –escribir en una postal “El optimismo es el opio del pueblo”– arruina la vida de su protagonista en la Checoslovaquia comunista. La última,  La fiesta de la insignificancia  –que su editorial en España, Tusquets, saca a la calle el 2 de septiembre– relata en uno de sus capítulos como Stalin relata una historia que puede ser, o no, un chiste, aunque descubrirlo no es sencillo: si por casualidad no es un chiste y es un delirio de dictador, puede costar la vida al que se ría a destiempo. En medio, transcurre la vida de uno de los escritores europeos más importantes del siglo XX, cuya existencia podría ser definida como una gran lucha contra un mundo que ha perdido el sentido del humor. Los chistes son un ángulo magnífico para contar la historia del comunismo en Europa Oriental y la URSS: “Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente” “¿Cómo se llama una orq