Este es el primer libro que afronta el debate
político y económico sobre la crisis desde una nueva y muy necesaria
perspectiva: su coste humano. La recesión global ha tenido un impacto
brutal sobre la riqueza de los países pero todavía ignoramos cómo
afecta a un tema esencial: el bienestar físico y mental de sus
ciudadanos.
¿Por qué al
enfrentarse a crisis similares la salud en algunas naciones (como
Grecia) se ha deteriorado gravemente mientras en otras (como Islandia)
ha llegado a mejorar? Tras una década de investigaciones, David
Stuckler y Sanjay Basu nos demuestran que incluso ante las peores
catástrofes económicas los efectos negativos en la salud pública no son
inevitables. Es la mala gestión de los gobiernos la que puede conducir
a un desastroso saldo de tragedias humanas.
Por qué la austeridad mata
presenta una conclusión demoledora: los recortes son seriamente
perjudiciales para su salud. Son las recetas de austeridad las que
agravan fatalmente las consecuencias de las crisis, mutilando programas
sociales clave justo en el momento en el que más se necesitan,
empeorando el desempleo y obstaculizando la recuperación.
Este
libro defiende que las decisiones económicas no son únicamente una
cuestión de ideologías, de tasas de crecimiento y de déficits
presupuestarios, sino también una cuestión de vida o muerte. Solo un
sistema más justo e igualitario, acompañado de políticas inteligentes
que refuercen las redes públicas de protección, garantizará el bienestar
de nuestras sociedades.
PREFACIO
Gracias por participar en este ensayo clínico. Puede que usted no
recuerde cuándo se inscribió, pero forma parte de él desde diciembre de
2007, el comienzo de la Gran Recesión. Este experimento no se regía por
las normas del consentimiento informado ni de la seguridad médica. No ha
sido administrado por médicos o enfermeros. Lo dirigían los políticos,
los economistas y los ministros de Hacienda.
Durante este ensayo, a usted le apuntaron, junto con otros miles de
millones de personas de todo el mundo, en uno de los dos principales
tratamientos experimentales: la austeridad o el estímulo. La austeridad
es un tratamiento concebido para reducir los síntomas de las deudas
públicas y los déficits, y para curar las recesiones. Recorta el gasto
estatal en cobertura sanitaria, en subsidios de desempleo y en ayudas a
la vivienda. En los comienzos de este ensayo sus potenciales efectos
secundarios no estaban del todo claros.
Cuando empezó el experimento de la austeridad, nuestra prognosis era
sombría e incierta. La burbuja del mercado de la vivienda en Estados
Unidos estalló en 2007, dejando maltrechas a las economías de todo el
mundo. Algunos políticos, como el primer ministro británico, David
Cameron, decidieron aplicar medidas de austeridad para reducir el
déficit. En otros lugares de Europa, el Fondo Monetario Internacional y
el Banco Central Europeo presionaron a los gobiernos de Grecia,
España e Italia para que experimentaran con la austeridad: para que
aplicaran recortes de miles de millones de euros a sus programas
sociales. Si usted ha recibido una dosis experimental de austeridad,
puede que ya haya advertido algunos cambios sustanciales en su vida.
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