Título original: Casas vacías
Autor: Brenda Navarro
Editorial: Sexto piso
Año de publicación:2017
Año de edición :2020
Número de página:164
Genero: Ficción, Literatura, Novela, Drama
Para ser la primera novela de esta joven escritora, donde pone de manifiesto el drama tan naturalmente que se impone en ser humano, esa gran responsabilidad que es la maternidad, ese cruce que se dan entre un hombre y una mujer bajo la intensión a la distancia de ser padres, nos muestra que en el transcurso esta intencionalidad se ve dinamitada entre lo imprevisible y lo irreversible, donde no siempre lo que se pintaba de color rosa, la realidad sale a flote, y le enrostra otro color a esa línea marcada por el amor, y esto es la propuesta de Navarro, dos mujeres con historias bien marcadas por la maternidad del conflicto que se accidenta en el camino por la posesión, la posibilidad y el sueño de propiedad.
Casas vacías es el resultado de una madre que pierde a su niño con apenas tres años, en uno de eso día normal cuando jugaba en el parque, un niño del cual las huellas de la posibilidad de un rastro fueron borrada por el tiempo, más no en la madre, quien tiene el latido vivo de que aun esta ahí afuera: “Daniel y Vladimir. Los perdí al mismo tiempo y los dos, en algún lugar del mundo, sin mí, seguían vivos”. Una desaparición que se trasformó en un fantasma: “Te imaginas todo menos que un día vas a despertar con la pesadez de un desaparecido. ¿Qué es un desaparecido?
Es un fantasma que te persigue como si fuera parte de una esquizofrenia.”
Al otro lado de la esquina, hay otra mujer, de esas mujeres sacada con pinza de la realidad, que no importa que las maltraten, que no importa la infidelidad, una especie de dame golpe, pero con todo yo te acepto como mi esposo. Un esposo que la golpeaba, pero ella veía esto como parte de su vida “Soy de esas mujeres que prefieren estar con un hombre aunque no las quieran.” Sin importa todos los escenarios que la adolecen, lo que si tiene claro es que desea tener un hijo con su maltratador, pero más que tenerlo en el camino se convierte en raptora de ese niño que un día arrebató al parque. Ahora esta de tu parte leer la novela para que vea en que termina toda historia.
Es una excelente novela, es una lectura a los comportamientos sociales, a la lucha de poderes, y porque no decir a la debilidad de nuestras instituciones publicas, al desamparo, como se expresa la violencia patriarcal. Es claro ejemplo de ese triangulo que se da en cualquier sociedad, una que llora con su recuerdo, una que mientras tanto la justicia le caiga encima se goza el recuerdo de la que llora, y por el último, la victima, el niño, ese caramelo entre la línea de los deseos que el lenguaje vacía en el molde de la realidad.
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