“una peculiaridad de la estirpe alemana: cuando son soldados, se les ordena y entonces se obedece». ”
Apenas pocos meses de la publicación de este libro, la humanidad había sufrido uno de los golpes que por mucho tiempo ha quedado en nuestras mentes, los ataques a las Torres Gemelas, no bien en algunas parte del mundo sentían cierta recuperación de ese gran día aterrador, ya para noviembre del 2011, el profesor de Historia Internacional, Sonke Nietzel descubrió un extraordinario conjunto de documentos de la Segunda Guerra Mundial, y lo hacía público este documento. El descubrimiento dio como resultado lo que tenemos hoy en nuestras manos, un legajo de conversaciones entre prisioneros de guerra alemanes capturados por británicos y estadounidenses entre 1940 y 1945, yendo desde altos militares hasta el más joven y de menos rangos entre las filas de la Wehrmact y Waffen-SS. “Lo que más me sorprendió fue la franqueza con la que hablaban de luchar, matar y morir. ”
El principal objetivo de los captores, a parte de ser confinados, era obtener información sobre los asuntos militares y sobre la moral combativa de los alemanes. Estos centros estaban provistos de micrófonos ocultos. Conversaciones que aparecen que en cierto modo privadas eran muy fluidas entre prisioneros, donde trataban todo tipo de temas que iban desde sus triunfos, sus condecoraciones, sexo, familia, temores, preocupaciones y de la vida cotidiana. Las peores conversaciones iban entorno a las muertes, violaciones y asesinatos: “Para mí, lanzar bombas se ha convertido en una necesidad. Emociona de lo lindo, es un sentimiento fantástico. Es tan bonito como cargarse a alguien a tiros.” “HARTING: Yo mismo volé hacia el sur de Inglaterra. En 1943 volábamos para allá cada hora, en formaciones de a seis, y habíamos recibido órdenes de disparar contra todo, contra todo lo que no fuera militar. Nos cargamos a mujeres y niños de cochecitos. “Órdenes son órdenes, por descontado, y especialmente en el frente»,”
El hallazgo de estos documentos fueron compartido con el exitoso sociólogo y psicólogo social, Harald Wezler, los cuales aunaron esfuerzo para darle forma a este rompecabezas de conversaciones de muchas horas de transcripciones y dejar por sentado la visión de los soldados alemanes ante la humanidad y más ante el antisemitismo.
El tema de la Segunda Guerra Mundial siempre ha sido un tema que nos apasiona por los tantos escritos en pro y contra del mismo, y este libro nos reconstruye la mentalidad desde la perspectiva psicológica de los combatientes donde: “La moral del matar, en el nacionalsocialismo, había integrado normativamente tanto los escrúpulos personales como el sufrimiento en el pesado deber del matar. ” “Estas historias evidencian una vez más que, para un buen número de soldados, la distinción entre objetivos civiles y militares carecía por completo de importancia. ”
Si nos vamos un poco más adelante, especialmente al Juicio de Nuremberg en 1946, muchos de estos confinados, muchos cercanos a Hittler, todos conocían a alguien nazi, pero ellos echaban a un lado su amistad con el Hitler, es tanto que los 17 millones de hombres enlistado en la Wehrmacht insistían después de la guerra que no tenían conocimiento ni habían participado en las atrocidades, y le echaban la culpa a las Waffen-SS.
Si te interesa estos temas, este libro nos muestra la crueldad de primera mano por los principales autores, el ejército alemán ante las mujeres y niños, tema desgarrador: “¿No crees que nos pasará factura, el fusilamiento de todos esos judíos, de mujeres y niños? Mi hermano, que es infante de a pie, me ha contado mucho sobre el tema, cómo se los lanzaba a las fosas incluso antes de que hubieran muerto del todo”. Como nos cuenta el
novelista italiano Curzio Malaparte: Los alemanes temían a los débiles e indefensos de una manera que no temían a oponentes militares comparativamente poderoso, lo que lleva a los alemanes a la crueldad, a los hechos más fríamente metódicos y científicamente crueles, es el miedo a los oprimidos y los enfermos… miedo a los judíos.
“Ah, pues nosotros atrapamos a una espía que corría por la zona. Y primero le pegamos en los senos con un bastón, luego la apaleamos en el trasero con la bayoneta desnuda. Luego nos la follamos, luego la echamos de allí, luego le disparamos por detrás, quedó ahí tumbada boca arriba, y entonces hicimos puntería con granadas”
Una buena recomendación, es mi segunda relectura.
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