De algún modo el ser humano siempre ha sentido una buena dosis de atracción por el mal. Su condición frente a lo prohibido o por decir así, su dificultad o reto a explicar aquello que lo descarrila o se ve expuesto a lo inexplicable. Una condicionante que siempre ha sido vocero tangible de la humanidad. Como sociedad, y más con el auge de las redes sociales, la fascinación por los malvados, por el mal se hace o se convierte como un hecho normal, pero sin olvidar el trasfondo que degenera de esta actividad intrínseca en el ser humano y sus consecuencias.
El mal forma parte de nuestra naturaleza, tal como lo es el amor, la violencia o deseo. Arthur Schopenhauer defendía que el mal tiene un punto de partida incontestable: nosotros mismo. El ser humano se suspende entre dos fuerzas que lo convierten en su naturaleza, y esto suena a Nietzsche, donde al mal está en la propia naturaleza.
El ensayo que tratamos en esta ocasión Evil and the Augustinian tradition escrito por Charles T. Mathewes es un libro que toca con sutileza y profundidad el problema del mal para que todo usuario tenga una fuente explicativa sobre el mal a luz del sistema agustiniano. Escribe de manera accesible y con un toque ligero el como se ha tratado el mal. Este libro esta destinado para aquellos que siente el poder de la visión moral cristiana de abordar la problemática a la luz de la tradición agustiniana para paliar la tensión ineludible en nuestro mundo, que es un criadero del mal. Un libro interdisciplinario sin sacrificar el rigor, y provocativo, pero no dogmatico.
Respuestas agustianiano a los desafíos teóricos y prácticos del mal, el sufrimiento y el conflicto trágico, basado en los pensadores del siglo XX Reinhold Niebuhr y Hannah Arendt.. Dividido entre tres partes: la primera parte discute la dificultad que tiene la modernidad para comprender y responder al mal, y luego argumenta que la modernidad tiene esta dificultad debido a su compromiso con un relato subjetivista de la existencia humana y la agencia (capítulo uno). Como Mathewes lo ve, el punto de vista agustiniano con respecto al desafío del mal ofrece un 'profundo. . . interpretación y respuesta al mal ", y esto es tan" precisamente porque resiste completamente el subjetivismo '(66). En consecuencia procede (capítulo dos) a resumir el relato de Agustín del mal, un relato desarrollado en términos de privación y perversión. También plantea varias objeciones a esta cuenta. Durante el resto del libro, Mathewes intenta desarrollar una posición agustinianas sobre el mal lo cual es adecuado para las objeciones planteadas en el capítulos dos
Desarrolla esta posición volviéndose, en la Parte II, al pensamiento de Reinhold Niebuhr y Hannah Arendt, cuyos enfoques del mal pueden ser vistos como agustinos. Él aborda las objeciones a (o 'preocupaciones' con) la cuenta agustiniana mostrando 'cómo [Niebuhr y Arendt]. . . temas apropiados y desarrollados seleccionados del pensamiento de Agustín en formas que nos ayudan no solo a calmar estas preocupaciones, sino a'(100).
En el capítulo tres, examina el relato "realista cristiano" de Niebuhr sobre el original. pecado, viéndolo como una revisión del tratamiento de Agustín del pecado como perversión. En el capítulo cuatro, analiza la noción de Arendt de "la banalidad del mal", y muestra cómo ilumina la doctrina del mal de Agustín como la privación de la bondad. En ambos capítulos, Mathewes dedica considerable atención a criticar a Niebuhr y Arendt para
elementos subjetivistas en sus cuentas, y luego reconstruir esos cuentas con la ayuda de elementos agustinianos más a fondo.
Finalmente, en la Parte III, Mathewes sintetiza el desarrollo de Niebuhr y Arendt. Mathewes sintetiza los desarrollos de Niebuhr y Arendt de la tradición agustiniana, a fin de elaborar una respuesta agustiniana al desafío del mal, y responder a los críticos que ven la posición agustiniana como escapista y excesivamente pesimista (capítulo cinco)
“Como dije, este libro no es un prolegómeno completo ni una apologética integral. Los argumentos no son absolutamente completos ni totalmente satisfactorios; No estoy en el negocio de satisfacer todas esas preocupaciones. Si bien estos argumentos hacen alusión a argumentos más detallados que podrían desarrollarse, incluso esos argumentos aún no satisfarán a todos. Quiero investigar el significado profundo y las implicaciones sistemáticas de la doctrina cristiana del pecado: tanto en sus aspectos directamente antropológicos (o éticos) como indirectamente teológicos (o soteriológicos), guiados por percepciones dadas en la formulación clásica en el pensamiento de San Agustín. A esta tarea ahora le toca ".
Es un excelente ensayo el cual no anda por las ramas…
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