Ve claras Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967) las similitudes entreIris (Alfaguara), su nueva novela, y Dune, el clásico de la ciencia ficción lisérgica escrito por Frank Herbert en 1965. “Leí Dune hace dos años por consejo de unos amigos y noté las coincidencias, pero Irisestaba muy avanzado, ya no había vuelta atrás”, dice el escritor boliviano en un hotel de Madrid.
Viene de Estados Unidos, donde reside hace 20 años y es profesor en Cornell. “Cuando se construyó la universidad se eligió Ithaca, al norte de Nueva York, porque es un lugar ‘centralmente aislado’. Se idealizó como un refugio del conocimiento. Casi un monasterio medieval. Los inviernos son largos, pesados, fríos... pero es un gran lugar para escribir”.
Allí creó Iris , un territorio futuro, ocupado por un corrupto sistema en el que poder, religión y comercio son una misma cosa. “Se desarrolla en un mundo arrrasado, como Dune, pero creo que la mayor similitud es formal, el uso de un lenguaje propio”. Los personajes de la novela, hablan, como en la de Herbert, una jerga propia. “Usé spanglish y lenguaje de los emoticonos. Pero en general es un ejercicio estético en el que hay hasta chino españolizado. Hay cosas del quechua que se usaba en las minas de Bolivia y términos del holandés o del alemán”.
Sin embargo renuncia a incluir un glosario, algo que sí hacía Dune. “Lo que menos me gusta del género son las parrafadas didácticas. Una de las intuiciones que me acompañaron fue que no era necesario que el lector lo entendiera todo desde el principio. Esta novela tiene que funcionar de una manera muy visceral, por ósmosis. No es necesario que se entiendan del todo los términos o los movimientos geopolíticos. Aunque espero que a la larga funcione”.
La mayor diferencia es el prisma. Los protagonistas de Dune son las clases dirigentes y en Iris, los narradores, (cada una de las cinco partes de la novela tiene uno), están con los que matan o con los que mueren.Iris da voz a la carne de cañón. “La referencia inicial fue un reportaje con la historia de unos soldados estadounidenses en Afganistán, que terminaron ante una corte marcial. Me pareció fascinante meterme en la cabeza de estos adolescentes. Unos eran psicópatas de nacimiento, otros lo fueron por la presión. Pronto me di cuenta que una versión realista era imposible”.
Esta necesidad fue lo que motivó que por primera vez en su larga carrera, —desde 1992 ha publicado casi una docena de novelas, además de ensayos y relatos cortos—, entrase en la literatura de género. “Sorprendentemente los editores reaccionaron bien. Yo tenía más prejuicios. La presenté como una novela que dialoga con la ciencia ficción. Cuando lo leyeron, contestaron: “esto no dialoga, esto es género puro y duro”. Incluso había hecho una versión más suavizada, la final es más osada”.
Dentro del actual renacer de la literatura de género, Paz Soldán opina que la ciencia ficción puede quitarle el trono a la novela negra. “Estoy seguro, la ciencia ficción va a ser un nuevo realismo. Más allá del registro visionario me interesa como alegoría de la realidad. Es un género existencial que se presta a narrar la relación del individuo con el universo. Es metafísico en origen y se pregunta sobre las razones del cosmos. Mirando a las estrellas te sitúa sobre la Tierra”.
El Pais
El Pais
Comentarios