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Jesús y Yahvé. Los nombres divinos

El emprender cualquier tema, y en especialmente, religioso, quien prescribe ese aborde debe de hacerlo a sabiendas de los aportes críticos que pueda hacerle al mismo. En cuanto Harold Bloom, es sabido el alto materia crítico que emanan de sus libros, por tal razón, es considerado uno de los mejores críticos de la actualidad, sus libros, y no menos cierto, cuando le toca desarrollar un tema religioso, sobre todo en el espacio que nos ha tocado vivir donde cualquiera hace uso del texto bíblico, y ya de por si se considera toda una eminencia, pero en el fondo le hace falta mucho remo para navegar en la interioridad del texto, él desarrolla sus planteamientos atendiendo al fondo histórico y expresivo de los portadores del texto, donde en muchos de los casos, los segundo dejan en claro lo poco convencional de sus planteamientos.

“La mayoría de los creyentes en mi país están convencido de que Jesucristo habla inglés, aunque no llegan al punto de Bush, que se comunica directamente con él, cree que está afiliado al Partido Republicano y que es accionista de una de nuestras grandes empresas”

En la interioridad del libro, Bloom ve a Jesús como un personaje, que en sí es contradictorio e incoherente, que sus palabras con frecuencia son enigmáticas: “Jesús habla con adivinanzas de manera casi invariable, sus actos nos desconciertan y él mismo es una persona inexplicable”, Pronuncia innumerables acertijos, lo declara como el maestro del acertijo, por encima de Dante, Sharespeare, Cervantes, John Donne entre otros. El porqué de los acertijos, Bloom lo desenrolla en el libro cada uno de los términos aplicable al mismo: adivinanzas, aforismo, parábola.

También, analiza el carácter de Yahvé, quien de acuerdo a Bloom, tiene más rasgos en común con el Jesús de Marcos que con el Dios Padre de la tradición cristiana y de la posterior tradición rabínica. Era y es la personificación de Dios más misteriosa jamás concebida por la raza humana. “La paradoja de cristianismo siempre será su convicción de que Yahvé, la más inquietante de todas las entidades, sea real o ficticia, podría haber engendrado de algún modo a Jesús de Nazaret, que probablemente se habría sentido muy incomodo con el papel que han acabado asignándole los últimos en incorporarse a su fe”

Es una lectura, como así lo expresa su introducción giran en torno a tres figuras: Una persona más o menos histórica, Jeshúa de Nazaret; un Dios teológico, Jesucristo; y un Dios humano, demasiado humano, Yahvé. No deja de ser una crítica que cambia paradigmas pre-establecidos por la crítica común y suavizada por los exponentes del Libro. Es un buen recurso literario donde, en su sencillez deja en claro la discontinuidad entre Yahvé y Jesucristo, donde el primero es el verdadero Dios de los judíos y el segundo no es fruto de la creencia de algunos judíos.

Os dejo en sus manos

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