Friedrichs, fotógrafo de profesión, comenzó ganándose la vida en un galería de arte en Caracas fotografiando muebles y artesanías venezolanas.
Un día, el dueño de la galería le preguntó si quería ir a conocer a la gente que hacía esa artesanía, y Horst no dudó en aceptar.
"Viajamos en una 4x4", recuerda Horst. "Primero fuimos hacia los Andes y después bajamos por este bellísimo camino hasta que llegamos al estado de Lara, y después a Falcón, en la costa".
En esos lugares del desierto venezolano conoció a Doña María, a Margarita, a Eustiquio y su familia, y tantos otros pobladores.
"Son personas especiales que fabrican una artesanía preciosa", dice Horst. "Son personajes, son héroes... no se puede comparar con las celebridades. Esta gente es increíble, interesante, fuerte".
"Son pobres, pero felices, porque tienen sabiduría. Por supuesto que a veces les gustaría tener una mejor vida... pero, por ejemplo, Eustiquio tiene un teléfono celular. De vez en cuando lo llamo y se pone feliz".
Friedrichs viajó varias veces a estos dos estados en el noreste de Venezuela durante 12 años. Siempre fue acompañado de su Hasselblad, una cámara fotográfica alemana de medio formato, -negativo 6x6- una tecnología que ya casi no se usa.
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Cada vez que viajaba a la zona se quedaba varios días. "Imagínate si alguien llega a tu casa, te toca la puerta y te dice que quiere fotografiar a la gente de tu pueblo", dice Friedrichs. "¿Cómo te sentirías? ¿Los dejarías entrar?"
Después de más de una década de trabajo en el desierto venezolano, Horst y la escritora Elisabetta Balasso publicaron "Doña María y sus sueños", un libro de gran formato que se presentó en la Feria del Libro de Berlín en octubre de 2006.
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