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La sabiduría de lo incierto. Lectura y condición humana

“Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado que tenemos dentro. Eso es lo que creo.” Franz Kafka a su amigo Oskar Pollak

Llegando al punto de la reflexión de lo leído, toda lectura es una violencia abierta al mundo de aquellos que quieren formar parte de la tragedia justificada. “Siempre que nos abrimos al libro estamos en «peligro de muerte». Leer es peligroso.” Esa condición donde el individuo siempre va por delante de sí mismo construyendo experiencias, donde la permisividad que damos a un autor, que no sabemos si esta en la obra o no, le damos, le firmamos nuestra conciencia de aceptar lo que nos mostrará, y es aquí donde la violencia de la lectura se escurre en nuestras vidas, para saber si hay o no violencia justificado, en ese orden, tenemos que leerlo o de lo contrario carecemos de las herramientas para ir en contra o a favor del mismo.

Doctor en filosofía, Joan-Carles Mèlich, escritor de varios libros entre los que se destacan Ética de la compasiónContra los absolutos y La religión del ateo. En el presente ensayo La sabiduría de lo incierto. Lectura y condición humana nos invita a reflexionar a ser entendido como ser lector, partiendo de la idea de que “Si el ser humano es transformación, lo es porque resulta ontológicamente un homo legens.” Llama la atención en su ensayo la relación entre lectura y condición del hombre “Leer, escribir, pensar y vivir son «experiencias insoslayables de la condición humana” entre lectura y el estar en el mundo “En la forma que somos habitan las voces de los que ya no están, de los personajes y de las situaciones, así como de sus autores, porque el libro no es un «soporte» o un «objeto» sino un «cosa material”

Para Heidegger, el ser humano vive en un mundo con el que se encuentra, un escenario que no escogió ni deliberar y en el que de pronto debe desenvolverse su quehacer. Creo que con este texto, no desde el punto de vista de nuestra experiencia cotidiana, en el quehacer más o menos reflexivo del día a día, de texto a texto, en el mejor de los caso digo, entre libro y libros, este libro nos cambia la forma de leer, aunque “Los libros no responden a nuestras preguntas, somos nosotros los que, en todo caso, descubrimos respuestas en ellos. ” pero este caso hice un viaje bien acompañado.

Este libro me detuvo un instante, me hizo interrogarme, fue un desafío de enlazar las historias que hasta ahora había leído, pero que al ir leyéndolo esa muerte del texto leído, haría resurgir de nuevo como si nunca lo había leído, y me parecía nuevo, como una novela cuyas páginas posteriores obligarían una y otra vez a releer las anteriores, de manera que estas nunca tendrían sentido fijo. Ya de por si considero a este libro, un libro que siempre consultare.
 
Es conveniente detenerse un momento, y aconsejarte que inmediatamente comience a leerlo, si crees que es un libro que se lee de un tirón, debo decirte, que cambie de lectura, porque es un texto que las expectativas del mismo se van dando en cada una de las páginas, y si eres de esos que hacen propios los libros, que los rayan, que en sus márgenes escriben apuntes, debo decirte que de ahora en adelante tu libro será un juego de luces de colores, y aquí es que radica lo consultivo del texto, que siempre te hará ir a la fuente. “Nadie sabe leer porque la lectura no es una competencia que pueda adquirirse de una vez por todas, sino una «forma de vida», y nadie sabe vivir. ”

“Leer ni se enseña ni se aprende, es algo que sucede y acontece. Leer es existir, salir de sí, proyectarse sin plan hacia una tierra en la que jamás se ha estado. ”

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