“De los cuatro hijos, Leonora es la rebelde. Lo es por naturaleza y también porque montar le da una libertad de pájaro.”
Hay personajes que la historia expulsa de su vientre, los cuales con el transitar del tiempo, sino es por sus impactos contra lo que llamamos normal, se dan a conocer. Percatarse que están ahí, pueda ser que no conozcamos, pero si algun dia se nos atraviesan en la vida, nos sorprendemos con esos protagonistas.
“Todos me odian porque soy niña. Cuando tomó clases, mis hermanos juegan.”
Tengo que certificar, que con este libro se da en mi el primer acercamiento a Elena Poniatowska, un título el cual había descargado a mi computador, pues por obligación soy un lector de ebooks, y son cientos los libros que voy descargando y situando en lista de lectura, y de Poniatowska tengo varios, no fue hasta que en un de esos días viendo unos video, quedé asombrado con la vida de Leonora Carrington, y mencionaron a Elena Poniatowska, inmediatamente la hice mi lectura del momento.
“Nos cuesta más trabajo educarte a ti que a tus hermanos ”
Como en numerosas ocasiones, Poniatowska expresa que este libro no es una biografía, sino una novela, pero cuando nos sumergimos en el mismo a toda luces se observara como una gran biografía o una novela biográfica o biografia novelada, pero dejando a un lado estas clasificaciones, debo decir que es una gran libro, donde nos cuenta cómo concibió la vida esta pintora, escritora, escultora desde su infancia hasta sus últimos días.
Leonora Carrington fue una niña criada en los ritos de la alta burguesía, orientada por los deseos de un padre del sector industria britanico, la cual desde temprana edad, se vio sometida por la autoridad de su padre, donde siempre vio que la manera de vivir estaba determinada por su nacimiento y por su herencia, en tal virtud, su padre siempre vio a las mujeres con un objeto para ser educado para complacer. Y una madre de origen irlandés, la que siempre estaba al tanto de ella y apagaba las acciones de Leonora, de esta heredó su inclinación por la magia celta.
“Viví varias existencias: la de mi niñez, la de mi rebeldía, la de mi maternidad, la de mi pintura.”
Leonora fue una mujer que rompió los convencionalismos sociales de su época, donde ya desde niña no se acomodaba a las construcciones humanas, sino que siempre se vio como una niña que iba de manera exponencial en la rebeldía, que siempre puso en tela de juicio lo que daban por sentado los adultos, que siempre prefería jugar con sus hermanos, que tomar clases de costura y bordado, “Mis hermanos y sus horribles amigos dicen que las niñas no pueden hacer lo mismo que ellos y es mentira porque yo puedo hacer todo lo que hacen. ” La única entre sus hermanos que tiene que someterse a horas intensas de piano, cambiarse de ropa a cada rato, y es por eso que ella se revela, ya desde niña: “¡No quiero complacer! ¡No quiero servir té! ¡Lo único que quiero en la vida es ser un caballo!” De los cuatro hermanos, Leonora es la rebelde.
Ese acto de rebeldia, es lo que lleva a su padre, un hombre no dado a mucho hablar, y que en todo la novela se ve el distanciamiento entre Leonora y Harold Carrington, es lo que hace enviarla al Convento del Santo Sepulcro en la ciudad de Chelmsford, lugar donde fue encarcelado Oscar Wilde, para ser reeducada, pero aquí no se adaptó, pues las monjas al verla como rebelde prescribian un trastorno mental, y deciden expulsarla.
Mas luego es enviada a Florencia para adquirir buenos modales, pues creían que una buena preparación al matrimonio salva a una mujer, pero como ella misma dijo: “¿Cómo se educa a una yegua salvaje?” y es aquí donde ella escribe el famoso manual de desobediencia y se abre al mundo, se vuelve incontrolable.
La aproximación libre a la vida de esta artista como sostiene Poniatowska, se haría incontrolable si me pusiera a escribir por lo que pasó esta mujer, de conocer la libertad en su juventud, de cree en si misma, de adueñarse del mundo, donde tuvo la dicha o la suerte de estar en el momento indicado con los surrealistas André Breton, Joan Miro, , conocer a Pablo Picasso y Salvador Dalí, ser esposa del pintor Max Ernst, quien fuera su mayor perdición. A todo esto vivir los embates de la Segunda Guerra Mundial, verse alejada de Max, a esto sumergirse en la locura y pasar una parte de su vida encerrada en un manicomio para ricos en Santander, donde aplacaban sus incontenibles delirios con Cardiazol. Su escape para dejar atrás su continente de nacimiento para hacer residencia en México de la mano de Renato Leduc, su separación y mas luego casarse con el fotografo hungaro Emerito Weisz, Chiki, con el cual tuvo dos hijos.
Mexico. “Este país es para mí, pertenezco a los caballos».” Aquí lo real y lo irreal se confunde. Mexico la abrio a otros horizontes, aquí se codeó con figuras como Diego y Frida Kahlo: “Leonora se mantiene alejada de Frida Kahlo y su cabello trenzado con listones de colores. Le disgusta su forma estruendosa de hablar y el coro apretado de mujeres que la celebran. «Creo que fumar es lo único que tenemos en común», piensa.” A Manuel Escobedo, ya desde ante conocía a la pintora Remedio Varo, escritores y demás.
Escribir más de Leonora nos tardaría paginas y paginas de esta gran mujer, pero de algún modo como sostiene Elena Poniatowska dice que se mantiene fiel algunos hechos o relativos a la vida de Leonora, como su relación con los caballos, su reberdia. Es una vida rica en datos
Este libro nos deslumbra desde sus primeras páginas por cual se lo recomiendo.
“Papá, no me quites lo más importante que hay en mí.
—¿Ah, sí? ¿Y qué es eso?
—Pintar.”
“No debes preguntarte quién fuiste, sino quién eres en este momento.
—Como lo que Alicia le responde a la oruga: «Yo no sé quién soy, pero sí sé quién era cuando me levanté esta mañana. Me parece que he debido cambiar varias veces desde entonces».”
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