Hervé Le Tellier, matemático y literato, rinde en esta obra un especial homenaje al poeta Raymond Queneau.
La anomalía es una novela que cuenta la inverosímil historia de un avión que cubre la ruta París-Nueva York y que aparece en el espacio aéreo de Estados Unidos, dispuesto a aterrizar, con los mismos pasajeros, tres meses más tarde de haber tomado tierra por primera vez. La trama se centra fundamentalmente en ocho de los pasajeros (incluido el piloto) y dos matemáticos que intentan comprender cómo la aeronave se ha podido duplicar: son una topóloga y un especialista en teoría de la probabilidad.
Más allá de la ocupación de dos de los protagonistas, La anomalía está plagada de guiños matemáticos. No en vano su autor, Hervé Le Tellier, es, además de literato, matemático. Al fin y al cabo, supongo que la formación recibida se muestra en la escritura, la organización y los contenidos de cada libro. Le Tellier es el presidente actual del grupo literario de inspiración matemática OuLiPo (acrónimo de Ouvroir de littérature potentielle, es decir, Obrador de Literatura Potencial) creado en 1960 a iniciativa del escritor Raymond Queneau y el ingeniero François Le Lionnais, secundados por algunos escritores, matemáticos y pintores.
En La anomalía, Le Tellier rinde un especial homenaje a Raymond Queneau: los títulos de las tres partes en las que estructura la novela corresponden a extractos de poemas suyos: Tan negro como el cielo, La vida es sueño, dicen y La canción de la nada. Cada una de estas secciones presenta, respectivamente, los personajes principales, la investigación del suceso por parte de las autoridades y la manera en la que continúa la vida tras esa duplicación. Otra lectura es posible, una no lineal, aquella que permite (eligiendo los capítulos adecuados) conocer la historia de cada personaje y de su doble, olvidando al resto de los protagonistas.
El autor trenza las historias de estas personas al cruzarse sus vidas tras el incidente. La vida de cada personaje (desde un asesino a sueldo, a un escritor suicida, pasando por un piloto de avión enfermo o una niña que sufre abusos) se relata con un género diferente: novela negra, literatura introspectiva o sentimental o novela psicológica. Este último género es clave en el libro. La anomalía provocada por la aparición del segundo avión obliga a cada personaje a enfrentarse con su yo: ¿cómo reaccionarías si te encuentras con una copia exacta de ti mismo, pero tres meses más joven? ¿Sería la oportunidad para rectificar algún error? ¿Tu doble sería quizás la única persona con la que poder hablar de un secreto inconfesable?
La anomalía suscita en el libro debates científicos, filosóficos, religiosos y políticos. En la parte científica, la topóloga y el especialista en teoría de la probabilidad intentan explicar lo inexplicable. ¿Quizás somos tan solo una simulación, un experimento? Y esta anomalía, ¿habría sido un fallo del sistema?
Las alusiones a OuLiPo abundan en la novela y, de hecho, el autor ha declarado que el texto forma parte de esta corriente. Una de las características principales de este grupo de experimentación literaria es que se imponen reglas o restricciones en la escritura, que rigen la estructura de sus textos y no reducen la creatividad de sus escritos, al contrario, la incentivan. Muchas de estas restricciones, además, son de tipo matemático. La restricción principal de La anomalía se aplica a su estructura: los cruces de personajes que obedecen a un trenzado de colores estilo “scoubidou”.
Una de las obras más conocidas de OuLiPo es Ejercicios de estilo, de Queneau. En este libro, el autor relata una historia anodina sucedida en un autobús de 99 maneras distintas (algunas de ellas, matemática). Esta traba oulipiana, la de los «ejercicios de estilo», ha sido ampliamente versionada. El mismo Le Tellier, en Joconde jusqu’à cent : 99 (+1) points de vue sur Mona Lisa propone, en clave de humor, diferentes visiones de la enigmática protagonista del cuadro de Leonardo da Vinci. El siguiente es el «punto de vista del matemático booleano»:
«Sea B el conjunto de las mujeres morenas que llevan una redecilla de seda negra en la cabeza, sea I el conjunto de las personas que tienen una sonrisa indefinible, sea P el conjunto de los cuadros de un artista dado p.
Probar que si la intersección de I, B y P es La Gioconda, entonces p es Leonardo da Vinci.»
En mi opinión, una de las más hermosas propuestas oulipianas con restricciones matemáticas es la de la matemática Michèle Audin en Mai quai Conti. El texto se estructura en trece capítulos correspondientes a trece fechas de 1871 que coinciden con trece sesiones de la Académie des sciences de París. Cada capítulo va acompañado de una figura geométrica (una elipse) con varios puntos marcados y segmentos relacionando algunos de ellos: son pasos de la demostración del teorema de Pascal (un resultado de geometría proyectiva) que estructuran la trama de la historia. Es una obra de arte.
Volvamos a La anomalía, que finaliza con un caligrama simulando un reloj de arena conteniendo una última referencia oulipiana: la palabra “ulceraciones”, que es una traba para fabricar poemas a partir de una palabra fija. Las letras desaparecen, las frases se acortan. El autor deja un mensaje escondido entre estas letras que caen anunciando el final. ¿Sólo del libro?
Marta Macho-Stadler es profesora del Departamento de Matemáticas de la Universidad del País Vasco y autora del libro ‘Matemáticas y literatura’
Edición y coordinación: Ágata A. Timón G Longoria (ICMAT).
Café y Teoremas es una sección dedicada a las matemáticas y al entorno en el que se crean, coordinado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), en la que los investigadores y miembros del centro describen los últimos avances de esta disciplina, comparten puntos de encuentro entre las matemáticas y otras expresiones sociales y culturales y recuerdan a quienes marcaron su desarrollo y supieron transformar café en teoremas. El nombre evoca la definición del matemático húngaro Alfred Rényi: “Un matemático es una máquina que transforma café en teoremas”.
Comentarios