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El viaje de las palabras

Título original: El viaje de las palabras

Autor: Clara Usón

Editorial: Seix Barral

Año de publicación:  2005

Año de edición :2021

Número de páginas:264

Genero: Ficción, Novela, 


“ «cuando me despierte, ¿qué excusa le voy a dar por haberme quedado dormida en su sofá?».”

Si contemplásemos el viaje como ese movimiento ascendente, donde entrañamos la posibilidad de unificar lo real con lo ideal, en contexto nos resulta el viaje en composición un territorio hostil y caótico, porque su exploración, su culminación, su realización siempre se figura a dos tiempos, en ese sentido se explora inabarcables caminos para llegarlo a ser más real, y uno de estos caminos es el sueño, un producto siempre alojado en lo más alto, pero que de real tampoco tiene nada. Si esta pequeña frase que da inicio a este párrafo estuviese al principio del texto en cuestión, la partida estuviera resuelta, pero no, es lo último escrito. 


La experiencia del viaje viene a ser un acto heroico, pues en su travesía se posibilita la libertad, y más si es un sueño como el que tiene la protagonista de esta novela, Lucía Almandoz, una licenciada en filología que está elaborando una tesis sobre la narrativa de Antón Chejov. Esta joven barcelonesa, quien estaba pasando por una crisis personal, la cual atraviesa el embarazo, los riesgos del mismo, hasta el paso por el aborto, se ve trasportada en sueño al año 1890, hasta la Rusia del famoso escritor, cuando esta por un desmayo cae rendida en un mueble. La velocidad con que transporta a esos lugares fantásticos le crean una serie de experiencias surrealistas. Ya en la Rusia de Antón Chejov, recuerden es soñando que esta, irrumpe bajo el nombre de Lucía Rodolfovna Almandozovna, condesa de Burgos, quien sin ninguna invitación se apersona a la casa de los Chejov, con todas las pomposidades característicos de una condesa, solo con la única carta de haber estudiado con Misha, hermana de Anton Chejov, en la Academia de Arte de Moscú. De algún modo hasta risa da la forma como llega a la casa, pues entra como si en la casa de los Chejov la hubiese conocido, pero todos la desconocen. “Pero Lucía sí que estaba preocupada, su entrada en la casa de Antón Chéjov estaba resultando catastrófica.”


La entrada de la condesa Almandozovna en la vida de los Chejov se verá cargada de hilaridad e ironía, pues quien estaban el cuerpo de la condesa era la Lucia del 1987, todas las costumbres de la modernidad la llevó al pasado, cuando ellos pensaban ejecutar algo, ya Lucia Rodolfovna Almandozovna le tenía la respuesta, hasta el punto que la tuvieron como adivina o hechicera. En ocasiones hablando con Chejov, ella le hablaba de texto que aún no había escrito Chejov “Mientras se azoraba y se atragantaba y tosía confusa, agitando la mano en el aire como para ahuyentar los malos espíritus que la inducían a errar, Lucía cayó en la cuenta de que La dama del perrito era una narración de la última época de Chéjov, de 1899 o de 1900, y por tanto era comprensible que

éste no la recordara: aún no la había escrito.

—También me gustan mucho Campesinos y En el barranco —se apresuró a añadir—. ¿Tampoco las ha escrito?... ¿Seguro?... Querido Antón Pavlovich, me temo que me falla la memoria... ”. Pero aún más de los avances del tiempo de la condesa con los de los Chejov, que hasta llegó a cantar y recitar, poema de Rubén Darío, The Beatles, Espronceda, cantando a Yelow Submarine en la Rusia de finales de XIX.


Es una novela entretenida, que juega entre el humor y la diversión de sus personajes, donde la mezcla de dos tiempos crea en la novela escenarios que solo a través de los sueños hubiese logrado la protagonista del texto. Ciertamente, se trata de un escrito bien logrado, sin ningunas complejidades en su lectura

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